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8 de mayo: Fiesta de Nuestra Señora de Luján


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08/05/2015

Cada 8 de mayo se celebra a Nuestra Señora de Luján, Patrona de Argentina, quien además es la protectora de los transportistas y del camino, así como de la Policía Federal del país.

En 1630, la carreta que transportaba la imagen se detuvo en los pagos de Luján. La Vírgen nunca se movió de ahí. En torno de ella se fundó y creció una las ciudades más reconocidas de nuestro país. La imagen venía de Brasil (Paracaiba) y viajaba por encargo de un portugués hacia Sumampa, Santiago del Estero.
Está construida por un alfarero con arcilla brasileña cocida. Tiene 38 centímetros de alto. Su manto azul está caido, salpicado de estrellas blancas y es la túnica encarnada.
Para resguardar la estatuilla original, el padre Jorge Salvaire le hizo colocar una campana de plata que le dió la forma característica que hoy se conoce mundialmente.

En todas las celebraciones que se hacen hoy en Luján, se entregará la estampa de la Virgen que contiene un pedazo del manto que la imagen de la Virgen llevó durante 2014.

La ceremonia solemne del cambio del manto de la imagen de la Virgen de Luján se realizó en 3 de mayo,y fue presidida por monseñor Radrizzani y la participación del presbítero Blanchoud.

“En este nuevo mes de mayo queremos ser imitadores de la Santísima Virgen, porque si hay una persona que cumplió el mandamiento de Dios, creer en Jesús y amarnos los unos a los otros es ella, entonces si nosotros queremos llevar este nuevo manto de la caridad, hacia Dios y hacia el prójimo estamos en el camino justo”, expresó monseñor Radrizzani.

Como ocurre todos los años, el domingo previo al día de la fiesta, a la imagen de la Virgen se le retira el manto que utilizó durante el año y se le coloca uno nuevo, especialmente confeccionado.

El párroco bendijo el vestido blanco y la capa de color celeste, que luego se colocaron por encima de la carcaza metálica que cubre la imagen de terracota que se quedó en Luján en 1630.

Oración por la Patria

Jesucristo, Señor de la historia,
te necesitamos. Nos sentimos
heridos y agobiados. Precisamos
tu alivio y fortaleza.

Queremos ser nación, una
nación cuya identidad sea la
pasión por la verdad y el
compromiso por el bien común.

Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios para amar
a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que
nos ofenden, aborreciendo
el odio y construyendo la paz.

Concédenos la sabiduría del
diálogo y la alegría de la
esperanza que no defrauda.

Tú nos convocas. Aquí estamos,
Señor, cercanos a María, que
desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!

Jesucristo, Señor de la
historia, te necesitamos.

Amén.

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