Tras el terremoto de 7,8 que
afectó a gran parte del país andino el pasado sábado
16 de abril, roguemos por las víctimas y heridos.
Encomendamos a la Virgen, Nuestra Señora del Buen Suceso de
la Purificación, aparecida en febrero de 1594, a Mariana de Jesús
Torres (fallecida el 16/01/1635), en Ecuador.
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“Yo soy María
del Buen Suceso, la Reina del Cielo y la Tierra… Como su madre,
llevo (al Niño Jesús) aquí, en mi brazo izquierdo,
de modo que juntos podamos frenar la mano de la Justicia Divina,
que está siempre dispuesta a castigar a este infortunado
y criminal mundo.”
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“En la diestra, llevo
el báculo que ves, por el deseo de gobernar este convento
como abadesa y madre… Satanás comenzará a tratar
de destruir esta obra de Dios … Pero no tendrá éxito,
porque soy la Reina de las Victorias y la Madre del Buen Suceso,
y es bajo esta invocación que deseo ser conocida en todo
tiempo…”
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“Cuando las tribulaciones
del espíritu y los sufrimientos del cuerpo les opriman y
parezca que se ahogan en un mar sin fondo, miren a mi Santa Imagen,
que será para ustedes una estrella de los náufragos.
Que siempre estará ahí, dispuesta a escuchar sus lamentos
y calmar su llanto. Dígales que siempre deben recurrir a
su madre con fe y amor…”
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“Te hago saber que
a partir del final del siglo XIX y poco después de mediados
del siglo XX, en lo que hoy es la Colonia y luego será la
República del Ecuador, las pasiones estallarán y habrá
una corrupción total de las costumbres (morales), ya que
Satanás reinará casi por completo por medio de las
sectas masónicas.”
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“En cuanto al Sacramento
del Matrimonio… va a ser atacado y profanado profundamente…
El espíritu católico rápidamente decaerá;
la preciosa luz de la fe poco a poco se extinguirá…
Sumado a esto estarán los efectos de la educación
laica, que serán una de las razones de la escasez de vocaciones
sacerdotales y religiosas.
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“El sacramento del
Orden, serán ridiculizado, oprimido y despreciado…
El diablo tratará de perseguir a los ministros del Señor
en todo lo posible, el hará el trabajo con cruel y sutil
astucia, para desviarlos del espíritu de su vocación
y corromper a muchos de ellos. Estos sacerdotes depravados, que
escandalizarán al pueblo cristiano, traerán el odio
de los malos católicos y de los enemigos de la Iglesia Católica
Romana y la caída de todos los sacerdotes de la Iglesia Apostólica…”
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“Además, en
estos tiempos infelices, habrá un lujo desenfrenado, que
atrapará al resto en el pecado y conquistará innumerables
almas frívolas, que se perderán. La inocencia casi
ya no se encontrará en los niños, ni la modestia en
las mujeres. En este supremo momento de necesidad de la Iglesia,
el que debe hablar se callará”.
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“En esa época
la Iglesia se encontrará atacada por hordas terribles de
la secta masónica, y esta pobre tierra ecuatoriana estará
agonizando a causa de la corrupción de las costumbres, el
lujo desenfrenado, la prensa impía, y la educación
secular. Los vicios de la impureza, la blasfemia, y el sacrilegio
dominarán en este depravado tiempo de desolación,
y quien debe hablar estará en silencio…”
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"La injusticia entrará
incluso en este convento, disfrazada bajo el nombre de la caridad
falsa, causando estragos en las almas..."
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“La tibieza de todas
las almas consagradas a Dios en el estado sacerdotal y religiosa
retrasará la llegada de este Prelado y Padre. Esto, entonces,
será la causa de la maldición del diablo que tomará
de posesión de esta tierra, donde alcanzará sus victorias
por medio de un extranjero y sin fe, tan numerosas que, como una
nube negra, se oscurecerán los cielos puros de la entonces
República consagrada al Sagrado Corazón de mi Divino
Hijo.
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Con esta gente, todos los
vicios van a entrar, lo que atraerá a su vez todo tipo de
castigo, tales como plagas, hambrunas, luchas internas y conflictos
con otras naciones, y la apostasía, la causa de la perdición
de tantas almas tan queridas por Jesucristo y por mí.
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Con el fin de disipar esta
nube negra que impide a la Iglesia de disfrutar el día claro
de la libertad, habrá una guerra formidable y espantosa,
que verá el derramamiento de sangre de compatriotas y extranjeros,
de sacerdotes, seglares y religiosos. Esta noche será la
más horrible, ya que, humanamente hablando, el mal parecerá
triunfar.
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Esta, pues, marcará
la llegada de mi hora, cuando yo, de una manera maravillosa destronaré
a los soberbios y maldeciré a Satanás, pisoteándolo
bajo mis pies y atándolo en el abismo infernal. Así,
la Iglesia y el país estarán finalmente libres de
su cruel tiranía”.
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“Por lo tanto, recen
con insistencia sin cansarse y lloren con lágrimas amargas
en el secreto de su corazón. Imploren a nuestro Padre Celestial,
por el amor del Corazón Eucarístico de Mi Hijo Santísimo
y de su Preciosa Sangre derramada con tanta generosidad… El
podría tener piedad de sus ministros, poniendo fin a aquellos
tiempos ominosos, y enviando a la Iglesia el Prelado que restaure
el espíritu de sus sacerdotes.
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Mi Hijo Santísimo
y yo amaremos a este hijo predilecto con un amor de predilección,
y le haremos el regalo de una capacidad poco común, humildad
de corazón, docilidad a la inspiración divina, fortaleza
para defender los derechos de la Iglesia, y un corazón compasivo,
para que, como otro Cristo, él ayude a los grandes y pequeños,
sin despreciar a las almas más desafortunadas que pidan por
la luz y consejo en sus dudas y dificultades. En sus manos se colocarán
la balanza del Santuario, para que todo sea pesado con la debida
medida, y Dios sea glorificado.”
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