06/04/2009

 

Finalización de los estudios de la COPLA: entrevista a Florencio Aceñolaza  

350 millas, a punto de finalizar una ardua tarea. La ONU, ante esta presentación científica, va a terminar reconociendo que la zona de Malvinas es una zona de conflicto. ¿Y por qué es importante? Porque ya todo el mundo dice: no hay conflicto en esa zona...

Por Inés Quinteros Orio, para La Gaceta.

El investigador y ex diputado por el PJ Florencio Aceñolaza integra una comisión que estableció los límites marítimos de la Argentina, para defenderlos en mayo ante la ONU.

Desde hace 30 años, Florencio Aceñolaza tiene en claro que entre ciencia y política hay una relación muy estrecha. Una relación que la propia política no siempre tiene en cuenta. Hombre de la Universidad, del Conicet y del PJ (fue diputado nacional por esa fuerza), el investigador acaba de concluir una tarea en la que el divorcio queda zanjado: la Comisión para el Límite en la Plataforma Continental Argentina, de la que él es parte, terminó de definir el “límite marítimo” de la Argentina, que será presentado ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en mayo.
El informe final muestra que no se puede dar por perdida la pelea por la propiedad de la plataforma continental porque, entre otras cuestiones, en el fondo del mar reposan numerosos recursos renovables del futuro, entre ellos el petróleo.
“La ONU decidió hace trece años que cada país que tenga un frente marítimo determine su límite. Como Argentina está adherida a la Convención por los Derechos del Mar, hubo que definir ese frente de mar. La tarea fue ardua; y esto (muestra una infinidad de mapas coloreados, en los cuales el azul del mar es protagonista) es apenas una parte”, le dijo Aceñalaza a LA GACETA. “Trabajó mucha gente buscando información de cómo es el subsuelo. Así pudimos saber hasta dónde llega el continente, que cae hasta un hueco de 5.000 metros de profundidad. Para terminar este estudio se tardó 13 años; se han utilizado dos barcos, uno de ellos del Conicet y otro de origen alemán, para hacer el relevamiento; después vino la tarea de interpretar la información geológica”, añadió.

-¿El frente marítimo es la frontera marítima de un país?
- Así es. Esa es la definición.

- ¿Cómo se definían las fronteras marítimas antes de esa Convención?
- Había dos fórmulas: las 12 millas, (aproximadamente 17 kilómetros) como mar territorial y las 200 millas como zona económica exclusiva, que es la masa de agua con los peces que hay adentro. Pero nunca se había tratado el piso que constituye la masa rocosa que está en el fondo del mar. En los años 1600, 1700, al límite marítimo lo establecía el tiro de la bala de un cañón. En la década de los años 50, después de la Segunda Guerra Mundial, comienzan conflictos a causa de la actividad pesquera indiscriminada en todos los países. Entonces se establece el límite de las 200 millas. Cuando más adelante se avizora la posibilidad de que hubiera petróleo en el fondo del mar, se estableció que había regular normas para el piso marítimo. Mientras yo era diputado nacional por el PJ, con Elsa Kelly, que entonces estaba en la Cancillería, acordamos que se creara una comisión técnica, a la que se bautizó Copla (Comisión para el Límite en la Plataforma Continental Argentina), en la esfera de la Cancillería. Yo fui coautor de la ley de creación de esa comisión, que se terminó de constituir en 1998. Se convocó al Servicio Geológico, al Servicio de Hidrografía Naval y a otros organismos, entre ellos el Conicet, del cual soy parte, y a varias universidades. La misión era definir el límite marítimo en lo que va de la boca del Río de la Plata hasta el Cabo de Hornos. La ONU establece que el máximo de extensión que puede tener un país son 350 millas. Los criterios que deben primar son geológicos y geofísicos, más que políticos, aunque eso sirva para definir un límite político.

-¿Cuáles son esos criterios?
- Por ejemplo, que la base del talud se puede extender 60 millas aguas afuera, siempre que el espesor del sedimento acumulado sea del uno por ciento. Si uno observa el mapa, en los tiempos pasados, Sudamérica estaba unida con Africa. Cuando el Océano Atlántico se expandió, hace 110 millones de años, Africa se corrió, y se separaron los dos continentes. Y esto tiene mucha importancia geopolítica. Porque hubo ingleses que dijeron que la zona de las islas Malvinas no pertenecían a Sudamérica sino que eran bloques que habían quedado boyando, y que se habían corrido hasta acá. Y eso fue publicados en papeles “científicos” (muestra un documento fechado en 1993 sobre el tema). Justifican políticas con un trabajo científico. Frente al Brasil (muestra mapas en los que señalan el territorio marítimo del país vecino) se fueron formando depósitos sedimentarios que hoy son importantes yacimientos petrolíferos. Desde los años 70, después de la crisis del petróleo, Brasil extrae petróleo de aguas de bastante profundidad. Y es el que tiene mayor desarrollo tecnológico para hacerlo. Hasta ahora, ellos pueden perforar hasta mil metros de profundidad. Y acá (señala el mapa argentino) estamos hablando de una profundidad de 5.000 metros.

-¿Cuáles son los países con los que Argentina tendría que negociar límites marítimos?
- Con Uruguay, con Chile y con Inglaterra, por el tema de Malvinas. Nuestro relevamiento engloba Malvinas, Georgias y las islas Sandwich. Hay también una proyección antártica. En el planteo de la Argentina también se planteará la cuestión antártica.

-¿Qué trae aparejado esto?
- Dice la Convención que cuando hay situaciones de conflicto, la ONU no opina. Los ingleses, seguramente, impugnarán nuestra presentación, y nosotros lo haremos con la de ellos. Pero lo que importa de todo esto es que la ONU, ante esta presentación científica, va a terminar reconociendo que la zona de Malvinas es una zona de conflicto. ¿Y por qué es importante? Porque ya todo el mundo dice: no hay conflicto en esa zona. Si en la actualidad, hasta la Unión Europea ya las pone a las Malvinas como territorio de ultramar. Y este estudio, insisto, va a obligar a la comunidad internacional a reconocer que esta es una zona de conflicto. Esto nos muestra que la ciencia no puede, ni debe, estar reñida con la política.

Florencio Aceñolaza, tiene 67 años; nació en Entre Ríos y vive en Tucumán desde 1969. Es Doctor en Ciencias Geológicas y miembro de la Academia Nacional de Ciencias; investigador superior del Conicet (en Tucumán integra el Insugeo) organismo que presidió durante la gestión presidencial de Carlos Menem y docente de la UNT. Fue diputado nacional (PJ).

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