Fuente: MDZ (Mendoza)
17/11/08

 

"Malvinas es muy diferente a lo que nos podemos imaginar"  

Bahiano es uno de los artistas más reconocidos de la Argentina. Sin dudas, su paso por Los Pericos lo hizo masivo y popular, pero desde hace unos años, su carrera solista también goza de los privilegios del éxito.

Sin embargo, la música lo ha llevado a explorar otros ambientes. Así, desde febrero del año 2006, por Canal 7 Argentina, Bahiano debutó la conducción televisiva con un programa que tienen como propósito retratar el pasado, presente y futuro de las expresiones musicales de cada región: MP3. Así, a los trece capítulos originales dedicados a la Argentina, se le fueron sumando otros de América Latina y el sueño empezó a hacerse realidad: realizar un mapa musical latinoamericano.

A la manera del "Ser urbano", de Gastón Pauls, "MP3..." echa mano a la voz de Bahiano en off y lo pone a narrar sus impresiones en primera persona y a aportar datos de contexto mientras sale al encuentro de sus interlocutores en un viaje musical con goce y sin apuros.

Dentro de esta pasión de descubrir los sonidos del continente, hubo un sueño lejano que la semana pasada terminó siendo una de las realidades más anheladas por el grupo: llegar a las Islas Malvinas.

Así, la producción pasó una semana completa en la zona austral para poder mostrar los sonidos que allí suena y, de paso, dar una imagen particular de una tierra muy especial para los argentinos. Para fines de noviembre, se espera poder ver en la pantalla del canal público los capítulos dedicados a esta movida.

La comunicación
El telefóno del “Malvina House Hotel” es atendido en español. Una mujer –de acento chileno- pregunta con quien queremos hablar. Inmediatamente, transfiere la llamada a la habitación 14. Allí atiende Bahiano, listo para hablar después de la eficiente gestión de su productor general, Luciano Olivera.

Se nota que hay mucho por decir. No deja espacios en blanco: llena de palabras y metáforas todos los momentos y se emociona por lo que cuenta, recientemente vivido. Hay una cierta felicidad en su tono de voz pero también se nota que hay ganas de volver a casa, satisfecho por el trabajo cumplido.

-¿Cómo se da el viaje a Malvinas?
-Siempre estuvo en la idea de la producción del programa venir a Malvinas. Sabíamos que no iba a ser fácil llegar aquí pero hubo un intenso trabajo de mucha gente y una especial dedicación de la Cancillería Británica, que fue la que nos permitió viajar sin problemas.

-¿Qué sentiste cuando pisaste tierra?
-El viaje es impactante y nos pasó lo que le puede suceder a cualquier argentino que llega a esta tierra: es muy movilizador. Por eso, dejamos para el final de nuestra estadía la visita a los campos de batalla y el cementerio argentino en Darwin, por la sencilla razón que no queríamos que esa imagen estuviese presente en toda nuestra estadía. Como nosotros veníamos con otra idea, la de descubrir cómo es la música del lugar y que es lo que se escucha, preferimos trabajar todo eso antes y dejar la parte dura para el final.

-¿Cómo los recibieron?
-Nos recibieron muy bien y eso hay que destacarlo de todas maneras. La gente es muy agradable pero sumamente fríos. Te das cuenta de movida que no es un público latino pero son muy respetuosos. Nos invitaron a las radios locales y nos hicieron entrevistas, también nos hicieron una nota para el Penguin News, que es el único diario del lugar.

-Pudieron cumplir con el trabajo pautado?
-Cuando llegamos nos dijeron que no se podía filmar nada en la zona del nuevo aeropuerto que se construyó en Malvinas y la verdad es que te controlan bastante lo que filmás y donde lo hacés. En Darwin no tuvimos inconvenientes porque hicimos las ofrendas que teníamos previstas en el Cementerio Argentino. Hay un ex combatiente que se llama Raúl Berón, que es de Berisso, y hace un vino patero en su casa. El se comunicó con nosotros y nos pidió si podíamos ofrendar parte de ese vino en el lugar. Asi que fuimos a una de las posiciones argentinos y tomamos ahí ese vino. También dejamos discos y escuchamos música a través de una notebook que llevamos al lugar. La verdad es que todo lo que teníamos previsto hacer lo pudimos cumplir sin problemas.

-¿Es muy fuerte la experiencia para un argentino el estar en Malvinas?
-Es muy fuerte. Yo soy clases 62 y no estuve en el conflicto pero si podía llegar a ser un reservista. Igualmente, vos llegás aquí y ves muchas diferencias, sobre todo idiomáticas y de idiosincrasia. Malvinas es muy diferente a lo que nos podemos imaginar los argentinos. Hay muchos chilenos, peruanos y, lógicamente, los oriundos del lugar.

-¿Cuánta gente vive en Malvinas?
-En el puerto principal, que ellos le llaman Puerto Stanley, hay aproximadamente dos mil habitantes. Malvinas tiene dos islas importantes que es donde vive la mayoría de la gente y se divide en Este y Oeste. Donde estuvimos nosotros es Malvinas Este y es donde se desarrolla la vida comercial. En la otra isla, se dedican más que nada a la agricultura y el ganado bovino porque la producción principal de las islas es la lana.

-¿Cuál es la característica principal y distintiva del lugar?
-El viento. Es muy fuerte y siempre está.

-Con tan pocos habitantes, se deben conocer todos…
-Absolutamente. Cuando hablás con ellos te empiezan a explicar que esto es una gran familia. De hecho, podés estar parado en una esquina y ves pasar la misma camioneta diez o quince veces al día y cuando vas al supermercado ves siempre las mismas caras.

-Hablando de tu tarea primordial para el programa, ¿pudiste mostrar tu música o hacer algo con los lugareños?
-Hay una banda muy emblemática aquí que se llama “Fighting Pigs” (Cerdos peleadores), que hacen rock and roll pero son más que nada una banda de covers de grupos de los setenta u ochenta. Ellos tienen un promedio de edad de unos cuarenta años y por eso tocan ese repertorio. Estuvimos con ellos viendo la posibilidad de hacer algo juntos y se dio en el ámbito de un ensayo. Hicimos unos temas de Bob Marley y algunas otras cosas pero no hicimos nada oficial.

-¿Qué dicen o qué piensan de Argentina?
-Acá tienen una posición muy bien tomada. Se consideran británicos, con una relación muy estrecha con la Corona. Eso se debe a que hay muchos ingleses que nacieron en Inglaterra y después se vinieron a Malvinas y construyeron sus familias. Lo que si se puede apreciar es que las nuevas generaciones son un poco más abiertas. Aquellos que vivieron el conflicto militar aún tienen un cierto recelo por todo lo que tenga ver con la Argentina. Acá hay un cartel muy claro en la llegada al pueblo y con eso alcanza para saber qué piensan. Dice: “A la Nación Argentina: ustedes serán bienvenidos a estas islas cuando entiendan la autodeterminació n y la independencia de las mismas”. A la hora de hablar de la guerra, ellos en lo que más hacen hincapié y muestran su pena fue por los soldados. Los vieron sufrir mucho y eso hace que tampoco tengan una buena opinión de los oficiales argentinos. Acá todos te dicen que los soldados les golpeaban a sus puertas para pedir comida y los veían como chicos que estaban ahí, en una guerra, con muy poca instrucción. Entonces, la compresión es con el colimba, nada más.

-¿Qué viste de los chicos?
-Estuvimos en el museo que es muy interesante porque no sólo te nuestra lo que fue la guerra sino que hay un cuartito donde representan una posición argentina, con lo que eran sus elementos personales, con cartas, con tapas de revista (como Gente, cuando decía “Vimos a los ingleses rendirse”), hay armamento y, desde luego, hay una gran exposición de elementos de los soldados ingleses.

-¿Cómo fue estar en la zona de la guerra?
-¿Sabés lo que más me sorprendió? Fue ver zapatillas Flecha. Y vos te preguntás qué hacía un soldado que estaba en una guerra en este lugar, con estas condiciones climáticas, con unas zapatillas Flecha. Ahí te das cuenta que los pibes no estaban preparados para nada…

-¿Te sorprendió algo?
-Vimos los mapas de combate y eso es muy llamativo. Ahí nos pudimos dar cuenta –cosa que comprobamos después en el terreno- que las defensas argentinas estuvieron mal ubicadas. Siempre se esperó que el enfrentamiento fuese frente a frente y los ingleses entraron por los costados. Entonces, te das cuenta que acá una falla tremenda en cuanto a la estrategia militar más allá que yo no tengo idea de eso pero el sentido común te lo puede indicar.

-Sin dudas, te pueden pasar muchas cosas por dentro cuando ves todo eso…
-Han venido muchos argentinos hasta acá y cada uno detona de diferentes maneras. Nuestro objetivo era otro, más cultural digamos. Queríamos indagar sobre la música del lugar.

-¿Y qué escuchan?
-Country music americano. Toda música de cowboys. Fue toda una sorpresa porque no encontramos gaiteros ni una música propiamente inglesa. Lo que encontramos fue la música que escuchaba la colonia inglesa de otros tiempos y que estaba muy ligada a Estados Unidos. Por eso se puede escuchar Dolly Parton, Kenny Rogers y todos eso.

-¿Cómo se movilizaron?
-Conseguimos una camioneta –porque es el medio de locomoción ideal para el lugar- con conducción a la derecha, cosa que se nos hizo muy complicado y hubo que habituarse. Es casi imposible movilizarte a pie, porque el viento te voltea. Aprendimos las leyes de tránsito y así nos movimos. El lugar es muy limpio y son todos muy cuidados. Es una enorme maqueta para admirar. Por ejemplo, acá no hay una basura en el piso. Si tirás un papel al piso, te ponen una multa de de 350 libras, que serían unos 2.100 pesos argentinos…

-¿Qué es lo que más los sorprendió?
-No hay delincuencia. Acá, la mayoría de las multas que te pone la policía es por manejar alcoholizado. Hay cuatro pubs y la vida social pasa por esos cuatro lugares. Hay un cine en la base militar y un supermercado. Si te tienen que operar de urgencia Tenés la opción de ir a Chile o a Inglaterra y te pagan hasta el taxi. El Estado se hace cargo de todo.

-¿Cómo son los medios de comunicación en las islas?
-Creo que hay dos o tres radios. Pasan información de los habitantes de la isla y mucha música. Y en televisión hay nada más que cable. Por ejemplo, en el hotel yo tengo HBO, CNN, ESPN y la BBC, nada más. Es todo demasiado tranquilo para lo que estamos acostumbrados nosotros.

-¿Se hacen largos los días?
-Larguísimos… Acá venís y te tenés que quedar una semana porque el avión llega los sábados. Si bien nos atendieron muy bien y nos respetaron mucho, no deja de ser un lugar muy distante para nosotros.

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