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Fuente: Clarín

02/06/08

 

Un video que muestra a un caído en Malvinas reunió a sus compañeros  
Hace casi veintiséis años, el 11 de junio de 1982, un Sea Harrier británico demolió el cuartel de los marines ingleses en Malvinas, que se alzaba en Moody Brook. Allí murió, junto a dos compañeros, el soldado Carlos Mosto. No debió morir en Malvinas, si es que alguien debe morir en una guerra. Había nacido en Gualeguaychú, Entre Ríos, en 1959; había cumplido con su servicio militar en 1981, después de una prórroga por estudiante porque soñaba ser médico, y se había alistado como voluntario después del 2 de abril. Mosto ni siquiera debía estar ese viernes de su desgracia en Moody Brook. Pero uno de sus compañeros había sido enviado al continente porque su madre estaba muy grave. Y Mosto ocupó su lugar.

Quienes cuentan una y otra vez la historia del soldado Mosto son cinco de sus hermanos de combate: Julio Miranda, Julio Espíndola, José Caggese, José Luis Andino y Guillermo Díaz Rolón. Espíndola va a sintetizar una larga charla con Clarín, cargada de emociones y de recuerdos y de sangre y de palabras no dichas, con una sola frase: "Nosotros ya andamos por los cuarenta y cinco años. Pero yo siento que tengo veintiséis. Porque en Malvinas nacimos todos de nuevo."

Hace unos años, Blanca, la mamá de Mosto, viajó a Malvinas. El ex soldado Andino la vio antes del viaje y le reveló cómo había muerto su hijo. La mujer entonces, con esa lógica entrañable de las madres desdichadas, le dijo: "Me gustaría conocer a mis otros hijos". Y Andino se lanzó a la enorme empresa de volver a reunir a más de dos décadas de la guerra, a los 110 soldados del Comando de la X Brigada de Infantería que fueron a Malvinas. Lo consiguió. Y es un libro a escribir. Ahora, en el anfiteatro de un banco de la City, los ex soldados recuerdan.

"Yo di por azar con Eduardo Rotondo -relata Andino- un camarógrafo que estuvo en Malvinas. Cuando le dije que había estado en Mody Brook, Rotondo me dijo: 'Entonces tenés que conocer a Mosto'. Y me hizo ver fragmentos de un video en el que aparecen los muchachos. Una escena muestra a Espíndola mientras le da fuego a Miranda y una bala inglesa pega en el agua, al lado de ellos; se oye el silbido y todo. En otra parte se ve un reportaje a Díaz Rolón y a Mosto. Eso es impresionante porque Mosto murió dos días después".

"En mayo, a mí me hirió aquí -Díaz Rolón se señala la sien derecha- una esquirla del fuego naval inglés. Miranda me agarra de los pies y me mete en un pozo. Y es Mosto el que me hace las primeras curaciones. Después baja un médico y me llevan al hospital." (N. de la R. Díaz Rolón no cuenta que pudo ser evacuado al continente pero pidió quedarse con sus compañeros) Justo un mes después vienen a hacernos esa nota y Mosto cuenta cómo me auxilió."

Miranda salvó su vida de milagro. "Ese 11 de junio salí de guardia. Estábamos todo el día en el cuartel de Moody Brook. Pero esa mañana me fui a dormir al pozo de Mosto junto con otro soldado, Carlitos Chiappe. Era la primera vez que dormíamos en un pozo. Cuando me desperté vi el cuartel destruido a y los chicos buscando nuestros cuerpos, porque pensaban que estábamos allí."

"Nos faltaban tres compañeros -recuerda Andino- Veo salir herido del cuartel al mayor Baneta (Se refiere al hoy coronel retirado José Rodolfo Baneta) que tenía la cabeza abierta, le dieron trece puntos en la nuca, y no se quería ir al hospital. Entramos al cuartel con dos compañeros para buscarlo a Mosto. estaba caído trabando la puerta de la cafetería. Tenía el pulso ya muy leve, pero estaba entero: a él lo mata la onda expansiva de la explosión. Después entró la Cruz Roja y nos echaron.

El soldado Mosto, que solía leer la Biblia, fue hallado entre los escombros de Moody Brook. Entre sus manos apretaba un crucifijo.

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