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El conflicto del Atlántico Sur, no fue como muchos dicen, “el último golpe de la dictadura” o “la última locura de los militares”, ya que el conflicto no lo inició Argentina, y si bien tenía planeada una operación de recuperación de las islas, la misma no fue llevada a cabo, tras iniciar Gran Bretaña una “provocación” para llevar a un conflicto y obligar a la Argentina reaccionar. Y así lo hizo en abril de 1982. Pero veamos primero que fue lo que llevó a cada país, concluir en una sangriento y nunca deseado enfrentamiento militar.
Argentina
A continuación un resumen de las acciones del Estado argentino respecto a Malvinas:
Tras la usurpación británica en las islas de 1833, el Estado Nacional nunca dejó de reclamar por la soberanía, y destacamos dos períodos en donde Gran Bretaña no omitió respuesta alguna para llegar al diálogo ni tampoco fundamento válido en donde se explique históricamente que el archipiélago corresponda a la Corona Británica:
1849-1884 (35 años)
1888-1908 (20 años).
En el año 1965 se concreta la famosa resolución 2065 de la ONU, donde se insta a Gran Bretaña a negociar para descolonizar las islas. Desde esa fecha a 1982, el Reino Unido simuló acatar la resolución de la ONU, y jamás escuchó de forma seria, el reclamo argentino. En los años 70, Argentina, en el marco de cooperación con los isleños, construye una pista de aterrizaje y provee a los malvinenses de servicios de correo, etc. Pero aquí el gobierno argentino cometió un grave error, en donde si bien logró un gran acercamiento a la población de las islas, acordó no hablar de soberanía, con la implementación del famoso “paraguas”, que hasta aún hoy sigue vigente en cada tratado firmado con Inglaterra.
La diplomacia había fracasado, y desde 1965 a 1982, es decir durante 17 años, no se había obtenido ningún hecho favorable respecto a la soberanía de las islas, solo mentiras y falsas promesas. En 1977 la situación empeora, ya que Gran Bretaña decide ahora públicamente, no negociar por la soberanía y comienza a organizar y proyectar la defensa de las islas. La situación se complica aún más, al asumir en 1979, Margaret Thatcher.
Es entonces el 29 de mayo de 1981, donde Galtieri expresa lo siguiente: “Nadie puede ni podrá decir que no hemos sido extremadamente pacientes en nuestro manejo de problemas internacionales que no surgen de ningún apetito territorial de parte nuestra. Sin embargo, después de transcurrido un siglo y medio, los problemas se están volviendo más y más insoportables.” El 22 de diciembre de ese año, Galtieri asume la presidencia de la Nación. Entre enero y febrero de 1982 se emiten varias propuestas a Gran Bretaña para negociar de una vez por todas el tema de la soberanía, en donde se solicitaba una respuesta para antes o durante las negociaciones a efectuarse en febrero en Nueva York. El día 8 de ese mes, el embajador de la Corona en Buenos aires responde: “El Reino Unido no tiene dudas sobre la soberanía británica en las Islas Malvinas, sus dependencias, zonas marítimas y plataformas continentales”. Por tanto, no habría ya, negociación alguna sobre las islas.
En el mes de febrero de ese año, la Juntar Militar encargó a un Brigadier, un General y a un Almirante a planificar una eventual operación militar de recuperación de las islas. Una vez aprobada la propuesta del grupo de trabajo, el día 16 de marzo, la Junta decidió llevar a cabo la recuperación de Malvinas (que debía ser incruenta y de breve duración), bajo el más estricto secreto, y a llevarse a cabo para al menos el último cuatrimestre de 1982. Esto demuestra que a esa fecha, no tenía la menor intención de provocar un enfrentamiento con Gran Bretaña, así como tampoco la de ejecutar la recuperación en un plazo breve.
Es así como Argentina decide y opta por una acción militar, al ver que la diplomacia había fracasado. Desde 1833, siempre esperó paciente un progreso en las negociaciones, y evidentemente en esa época no se encontró otro método diplomático, más que actuar por la fuerza. Aunque con el correr de los días, un hecho cambiaría todo el esquema proyectado por el gobierno argentino, y obligaría a las Fuerzas Armadas a tomar una decisión, ante una inminente pérdida para reclamar los derechos soberanos sobre los archipiélagos en disputa. Eso lo analizaremos en los “días previos del conflicto”.
Los únicos intereses argentinos sobre las islas, fueron las de recuperar una pequeña pero muy amada porción de tierra, que le pertenece por legítimo derecho. Bien podrán decir algunos, que en realidad las islas se recuperaron por un intento de la dictadura de salvar su prestigio. Sin embargo, hemos visto como se han desarrollado los hechos, y veremos en los siguientes temas, que en realidad, la toma incruenta de las islas es llevada a cabo para proteger los derechos soberanos, que Gran Bretaña había puesto en jaque tras los sucesos de marzo de 1982.
Aquí no había intereses económicos, ni tampoco geopolíticos, podrán decir intereses políticos para salvar a una dictadura, pero ella ya estaba agotada, y no habría forma de salvarla. Además como veremos, la Junta Militar se vio entre la espada y la pared, una gran estrategia británica, donde no dejaría opción a la Argentina, más que reaccionar, recuperando las islas.
Gran Bretaña
El Reino Unido, jamás intentó dialogar seriamente por la soberanía de las islas, y siempre se negó a debatir ante el derecho internacional sobre la historia de las islas, y a quien corresponden por legítimo derecho. Como único antecedente, en donde los británicos reconocen la soberanía argentina sobre las islas, es el siguiente:
1825: Gran Bretaña reconoce la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y no hace objeción alguna sobre el tema Malvinas, en el Tratado de amistad, navegación y comercio firmado entre ambos países.
Tras la resolución 2065 de la ONU, Gran Bretaña nunca explicitó sus objetivos, y si bien parecía que sus negociaciones serían de buena fe, no tardó mucho en mostrar su hilacha imperialista y colonizadora, donde aparentaba acatar el mandato de las Naciones Unidas, y nunca hubo progreso alguno.
En 1966, tras producirse la famosa “Operación Cóndor” (para más, click aquí), las fuerzas británicas en las islas no superaban los 6 hombres (un oficial y cinco soldados). Luego de ese hecho, se lleva el número a 46 hombres (dos oficiales y cuarenta y cuatro soldados). Este número se mantendría, hasta marzo del 82.
La empresa “Falkland Island Company” (FIC), la más importante de las Malvinas era manejada en 1968 por B.G. Barton. La FIC, era el Lobbie de las Islas y el Grupo de Presión sobre el Parlamento Británico en el sentido de no tratar el tema Soberanía con la Argentina.
El 25 de marzo de 1968, se forma un poderoso grupo de presión en las islas: “Falklands Islands Emmergency Comittee”, integrado por Barton (administrador de la FIC), Clifford, gobernador de las islas hasta 1964, entre otros nombres que ejercían una gran presión, ya que estos hombres manejaban y representaban los intereses económicos de Malvinas. En dicho grupo, no estaba representada en absoluto la población malvinense, aunque se invocara su voluntad e interés. Lo único que se pretendía defender, era a la “FIC” y a través de pretextos ante el gobierno inglés, dilatar el reclamo por soberanía.
Al año siguiente, comienzan diversas exploraciones en el archipiélago y se habla de la existencia de hidrocarburos. En 1975 se produce la expedición de lord Shackleton, provocando otro conflicto diplomático, ya que la nueva postura británica era la de congelar las negociaciones. La ONU, insta una vez más a tratar la soberanía, favoreciendo el reclamo argentino. La respuesta del gobierno imperial, fue el silencio.
En 1979 asume Margaret Thatcher al poder. Se endurece la postura hacia Argentina, ya que ahora, el esposo de Thatcher, manejaba a la famosa “FIC”, mencionada anteriormente, y una posible entrega de soberanía, significaría la pérdida de grandes ganancias.
Estaba claro, que el Reino Unido no entregaría las islas a su legítimo dueño, ya que había grandes intereses económicos de por medio. Además de la posibilidad de la existencia de grandes yacimientos petrolíferos, la exploración pesquera y minera.
Gran Bretaña necesitaba las islas, era (y sigue siendo) un bastión en el Atlántico Sur, que le permitía conectarse con el Océano Pacífico. Las islas son como un gran portaaviones, con gran valor geopolítico y geoestratégico. Obtener el archipiélago, significaba además, tener una base que los conecte directamente con la Antártida, otro gran punto de valor. Estaba claro que los británicos no iban a ceder las Malvinas a La Argentina ni a nadie. Si bien el mantenimiento de las islas para ese entonces era muy costoso (y lo siguió siendo hasta 1989), valía la pena la inversión, ya que hoy podemos observar las grandes ganancias que produce el archipiélago. Además, la flota de guerra de Gran Bretaña estaba muy próxima al desarme, por lo que muchos aseguran que el conflicto de Malvinas fue “provocado” por autoridades militares británicas.
Si bien Gran Bretaña fue advertida en varios de sus informes que Argentina podría reaccionar con una acción militar, las islas no fueron masivamente reaprovisionadas, porque el envío de tropas y buques sería muy costoso y no se justificaba gastar ese dinero. Sin embargo, para marzo de 1982, el Reino Unido provocaría un gran conflicto diplomático que llevaría a optar por una decisión poco favorable para Argentina en la resolución del conflicto, aunque altamente costosa, pero beneficiosa para el Imperio británico.
En contrario a la Argentina, aquí si observamos grandes intereses económicos, no solo por las islas, sino grandes beneficios para la industria bélica imperial, en plena decadencia. Intereses estratégicos, y políticos a mucho mayor nivel que podría haber en un país del tercer mundo.
Si existía un país que le beneficiaría más, forzar un conflicto bélico, ése era Gran Bretaña.