Compartir la noticia:
Por este motivo hoy 2 de Noviembre, se conmemora el Día de los muertos por la patria.
Luchando sin más armas que mi triste
Corazón contra el mal peor que existe
¿No haga yo nada? Lucho,
Sangro y no caigo al suelo.
No hago mucho,
Pero hago mucho,
Pero hago más de lo que puedo…
Centinela aterido,
No dejo sospechar que estoy herido,
Ni dejo conocer que tengo miedo…
Herido, helado, aguanto la bandera;
No deserto la inhóspita trinchera.
Y aunque sé que la muerte me ha podido,
Estoy de pie y estoy ante ella erguido,
Marcando el SOS de la brega
A un auxilio que no llegará
Sino un momento tarde, si es que llega,
Y que muerto de pie me encontrará…
La otra mitad la hará sobre mi tumba
Otro infeliz, después que yo sucumba…
¡Corazón! ¡Tu mitad se ha hecho ya!
Leonardo Castellani
“Oh Dios de los ejércitos, guía Supremo de nuestros destinos, tú que nos diste el valor para no vacilar en el escenario de la batalla y que siempre te hemos sido fieles en la guerra como en la paz. Hoy me presento ante ti, Señor, para pedir por aquellos que ya están gozando de tu paz eterna, y quienes siempre estuvieron dispuestos al máximo sacrificio, que nunca rehuyeron a enfrentarse al enemigo estando en el primer puesto de combate, en la trinchera, custodiando nuestros mares o en la misión más difícil del combate aéreo.
Señor, te pido que mi alma y espíritu se mantengan fieles a tu palabra y a los principios del compañerismo, a la lealtad a mi patria, para que de esta manera pueda recordar a cada instante a quienes entregaron su vida por la patria amada. Te pido, Señor mío, por los familiares de los mártires de esa guerra. Mi Dios, sabemos que en tu misericordia se encuentra el descanso eterno; yo he creído en ti y ellos también te fueron fieles. Derrama tus ricas bendiciones en las vidas de las familias de aquellos que se ausentaron del hogar para entregar su vida en la defensa de nuestra nación. Concédeles la alegría de los que, como creyentes, puedan gozar de tu presencia divina.
¡Oh!, Rey de los ejércitos, concédeme el privilegio de reunirme con aquellos que se adelantaron en el viaje sin retorno, y ver desde lo infinito a nuestra patria unida, llena de gloria y agradecida con los que dieron sus vidas para tener una Argentina en libertad, en armonía, en paz y con prosperidad. Y para cuando llegue el momento de mi partida, quiero hacerlo con júbilo y consciente por el deber cumplido, y que mi alma pueda ascender tranquila para reunirme con quienes fueron mis sinceros compañeros en la vida, a quienes he extrañado todo este tiempo. Te lo pido con todo fervor, Señor mío.”. ¡Amén!