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Tanto el gobierno alemán como la aerolínea negaron haber solicitado permiso a la República Argentina para volar y aterrizar en Malvinas el próximo febrero. El gobierno de Alemania rechazó el viernes una afirmación de la República Argentina según la cual una solicitud de la aerolínea Lufthansa para sobrevolar Argentina en ruta a las Islas Malvinas implicaba un reconocimiento de dicho archipiélago como territorio argentino.
Por el contrario, será Argentina quien permitirá una vez más el negocio de los británicos en Malvinas: autorizó el uso del espacio aéreo argentino para facilitar el vuelo alemán a las Islas Malvinas. De esa manera, los británicos se favorecerán monetariamente tanto con el vuelo como con el atraque del rompehielos alemán. Los funcionarios de Cancillería en vez de tomarle el pelo a los argentinos que le pagan el sueldo a diario, debió haber realizado las gestiones pertinentes para tentar a la aerolínea y al gobierno alemán, para que sus aviones y barcos utilizaran algún aeropuerto o puerto de la Patagonia.
Desde el Palacio San Martín, se comunicó oficialmente que la aerolínea de bandera de Alemania solicitó autorización a la Argentina para sobrevolar y aterrizar en las islas Malvinas. Dando a entender a la opinión pública que esto significaba un reconocimiento de la soberanía argentina sobre las islas. El comunicado de la cancillería encabezada por Felipe Solá decía que el gobierno alemán también solicitó su permiso para que el barco de investigación Polarstern atraque en Puerto Argentino.
“Nada más errado; y que en el contexto internacional de la diplomacia, hizo quedar a nuestra Cancillería como poco seria o, lo que es más grave aún, carente de idoneidad; es decir, ignorante. Se trata, sin dudas, de otro bochorno de la Cancillería argentina; otro ejemplo del desmanejo del Palacio San Martín”, le expresó una alta fuente diplomática a Vía País.
“En la estricta práctica, por lógicas razones de seguridad, y más allá de cualquier cuestión simbólica, política o ideológica, cualquier aeronave que necesite sobrevolar y más aún aterrizar en las Malvinas debe solicitar autorización a Gran Bretaña y al gobierno del archipiélago, que responde al Reino Unido. Nos guste o no, las islas están regidas militarmente por las fuerzas armadas británicas desde el final de la guerra con Argentina en 1982. Esto no invalida nuestro reclamo de soberanía; pero en la práctica, hoy, las cosas son así”, sostuvo la misma fuente.
De hecho, Lufthansa difundió que los preparativos para este vuelo “son inmensos” e incluyen entrenamiento adicional para los pilotos y el manejo del combustible disponible en la base militar (británica) de Mount Pleasant -aeropuerto principal de las Malvinas- para el regreso. Toda la carga y el equipaje del avión se cargará en Hamburgo completamente desinfectado y sellado, y también hay contenedores adicionales para los desechos a bordo, ya que solo se pueden descargar al regresar a Alemania; todo, para evitar cualquier tipo de transmisión de COVID-19, según comunicó la aerolínea.
La fuente consultada por Vía País continuó: “Lo que en realidad pidió Lufthansa, y no Alemania como Estado nacional, es sobrevolar Argentina y contar con un aeropuerto alternativo, en caso de que sus aeronaves y por razones climatológicas no pudieran aterrizar directamente en las islas”.
Los vuelos de Lufthansa, realizados con una aeronave Airbus 350-900, serán dos chárter que llevarán científicos, quienes, después de la escala en las Malvinas y transportados a continuación vía marítima por el buque Polarstern, también alemán, desempeñarán estudios en la Antártida.
El aeropuerto indicado por el gobierno argentino respondiendo al pedido de Lufthansa es el de la ciudad de Ushuaia. A la vez, la misma Lufthansa difundió que en el plan de los vuelos cuenta con el aeropuerto de Punta Arenas, Chile, como otra alternativa.
La interpretación que hizo el Palacio San Martín de la gestión de Lufthansa generó una seria de controversias con la Cancillería alemana, que a través de canales formales aclaró: “Las actividades de las empresas privadas no pueden atribuirse a la República Federal de Alemania y no tienen consecuencias internacionales”. A la vez, recordemos que Argentina todavía no le ha recibido las cartas credenciales al nuevo embajador alemán.
La cancillería Argentina acepta dócilmente la decisión de Alemania de operar en Malvinas bajo ocupación ilegítima británica, en lugar de proponer a Ushuaia, tanto su aeropuerto para recibir los vuelos de Lufthansa como el puerto, principal estación marítima para destino antártico. Por el contrario, hace creer a la población argentina de un logro inexistente en pos de la defensa de la soberanía austral.
En un país comprometido con la defensa de la soberanía, ya hubieramos tenido las renuncias del Canciller Felipe Solá, del Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur Daniel Filmus y de todos los funcionarios responsables de este gran papelón.
Anexo
Información para la Prensa N°: 016/21
Link (Al 25/01 sigue diciendo):
La compañía aérea Lufthansa presentó ante la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y ante la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur la solicitud de sobrevuelo y aterrizaje para realizar dos vuelos chárter con destino a las Islas Malvinas desde Hamburgo (el primero a realizarse el próximo 1 de febrero y el segundo el 30 de marzo).
En ambos casos se designa a Ushuaia como aeropuerto alternativo a las Islas Malvinas.
La solicitud presentada informa que ambos vuelos tienen el mismo objetivo de transportar a científicos y personal para recambiar a las personas actualmente presentes en la estación científica alemana en la Antártida “Neumayer III” así como el recambio de tripulación para el buque de investigación polar “Polarstern”. La autorización de ingreso del mencionado buque a Puerto Argentino había sido solicitada por la Embajada alemana a la Prefectura Naval Argentina en el marco del Decreto 256/2010.
Lufthansa también informa que todas las personas a bordo de dichos vuelos pasarán 14 días de cuarentena antes del viaje, durante los cuales serán sometidos a tres exámenes PCR (COVID-19), cuatro en el caso de los tripulantes de Lufthansa.