Pronto la Iglesia se dividirá
entre los que esperan a Cristo y los que no; quienes querrán
negar el dogma, adaptar las Sagradas Escrituras al mundo... oremos por
la Iglesia de Cristo...
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En 1464 la Santísima Virgen se le apareció
al Beato Alano de La Roche, dominico bretón, y le hizo estas
promesas:
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– Quien fielmente me sirva rezando el Rosario
ha de recibir signos de gracia.
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– Prometo mi protección especial
y las mayores gracias a todos aquellos que recen el Rosario.
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– El Rosario es un arma potente
contra el infierno; él destruirá los vicios, liberará
del pecado, disipará las herejías.
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– El Rosario hará florecer las virtudes
y las buenas obras y obtendrá para las almas las más
abundantes misericordias de Dios; él sustituirá en
los corazones de los hombres el amor vacío del mundo con
el amor de Dios, elevando el deseo de los bienes celestiales y eternos.
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– Quien confíe en mí, rezando
el Rosario, no será vencido en las adversidades.
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– Quien rece devotamente el Rosario, meditando
los misterios, no será castigado por la justicia de Dios;
si es pecador, se convertirá; el justo crecerá en
la gracia y se hará digno de la vida eterna.
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– Los verdaderos devotos a mi Rosario,
en la hora de la muerte, no morirán sin los Sacramentos.
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– Aquellos que recen mi Rosario hallarán
durante su vida y en la hora de la muerte, la luz de Dios y la plenitud
de sus gracias y participarán de los méritos de los
Santos en el Paraíso.
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– Cada día libraré del Purgatorio
a las almas devotas de mi Rosario.
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– Los verdaderos hijos de mi Rosario se
alegrarán con gran gloria en el cielo.
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– Todo lo que pidiéreis en el Rosario,
lo obtendréis.
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– Aquellos que difundan mi Rosario serán
socorridos por mí, en todas sus necesidades.
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– Yo he obtenido de mi Hijo que todos los
devotos del Rosario tengan por hermanos, durante la vida y en la
hora de la muerte, a los santos del cielo.
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– Aquellos que rezan fielmente mi Rosario
son mis hijos amados, hermanos y hermanas de Jesucristo.
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– La devoción a mi Rosario es un
gran signo de predestinación.
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