Nota:

El siguiente trabajo ha sido realizado por el veterano de Guerra Víctor Eduardo Vital. Le recomendamos su lectura, es el sentimiento que nos transmite un combatiente de las islas Malvinas, a todos los argentinos...

DESDE EL CIELO HASTA MALVINAS

Y DE MALVINAS HASTA EL CIELO

 

ÍNDICE

I GUERRA EN EL CIELO

II LOS PROFETAS

III ES TIEMPO DE RECONQUISTAR EL ESPIRITU DE LA NACION ARGENTINA

IV HUNDIMIENTO DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO

V LA RIQUEZA DE NUESTRO PUEBLO

VI ¿QUÉ ES LA PATRIA?

VII LA ENTREGA

VIII PLAN GENERAL

IX LA HISTORIA

X EL COMPROMISO

 

 

 

 

CAPITULO I

GUERRA EN EL CIELO

Por gracia de Dios y no por mérito nuestro, estamos en este principio de milenio en pleno ojo de la tormenta. Estamos en el vórtice del ciclón. En el centro del drama de la humanidad dolorida de estos últimos tiempos. Donde se está dando una suerte de pulseada planetaria, donde ni se pide ni se da cuartel.

¿Cuál a nuestro entender es la naturaleza de esta lucha? Es en el orden espiritual, intelectual, cultural y aún político.

¿Cuáles son los contendientes? En última instancia sólo dos. La ciudad del mundo y la ciudad de Dios. De la cosmovisión cristiana que brota del Verbo contra esta globalización que destruye y esclaviza al hombre.

¿Desde hace mucho tiempo se desenvuelve esta batalla? Esta batalla comienza hace mucho tiempo con la lucha en el cielo entre el “NON SERVIAN” (No serviré) del enemigo y el “¿QUIS UT DEUS?” (¿Quién como Dios?) De San Miguel. Esta guerra es cosa pasada, en sus efectos es algo absolutamente actual.

¿Dónde se efectúa esta batalla? En los valores de cada cultura, en el orden de cada pueblo, en el ceno de cada familia, en la mente y el corazón de cada hombre y cada mujer, lo sepa o no, lo quiera o no.

Por último. ¿Cuál es nuestra esperanza? Lo leemos en el Antiguo Testamento: “Dios le dice a la serpiente diablo: Yo pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la descendencia de la mujer, (Virgen Maria) Ella te aplastará la cabeza”. Una es el linaje de la bestia, la otra es puro Amor. Estas dos descendencias son las vertientes en que se desenvuelven la historia de la humanidad, la historia de nuestra patria, nuestra historia personal.

“Entre tanto se trabó una batalla grande en el cielo. Miguel y sus ángeles peleaban contra el dragón; y el dragón con sus ángeles, lidiaban contra él.”
Ap. (X11, 7-19)

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CAPITULO II

LOS PROFETAS

¿Qué está pasando? ¿Qué nos está pasando? En el capítulo 34 del profeta Ezequiel nos habla en ese contexto histórico: “Los pastores del pueblo de Dios no han pastoreado al pueblo, se han pastoreado a sí mismos”. Los líderes del pueblo, diríamos en términos modernos, civiles y religiosos, políticos y eclesiales, no están funcionando. El pueblo anda, como dice Jesús, como oveja sin pastor.

Ya en el Antiguo Testamento, el profeta de la justicia, que es Amós, dice con fuerza: “Escúchenme, ustedes los que pisotean a mi gente para hacer desaparecer a los pobres del país. Ustedes dicen cuándo pasarán los diluvios para que podamos vender el grano y el sábado para dar salida al trigo. Disminuiremos la medida y aumentaremos el precio. Falsearemos las balanzas para “defraudar”. Compraremos a los débiles con dinero y al indigente con un par de sandalias. Venderemos hasta los desechos del trigo…Jamás olvidaré ninguna de sus acciones”. Amós hace 29 siglos que existió, pero pareciera que está describiendo la era actual ¿no es cierto?

El barco se está hundiendo y ¿quién nos ofrece barcos de salva taje? ¿O todos nos vamos a hundir? ¿Habrá solución? ¿No hay remedio? ¿Todo está perdido? Pero Dios responde con su fidelidad como vemos en ese capítulo 37 del profeta Ezequiel, hacia el final del destierro de Babilonia, que pone a Ezequiel en un campo cerca de un río y navega. Hijo del hombre ¿Qué ves? ¿Qué observas? Un campo lleno de huesos, secos y dispersos. Hijo del hombre ¿tú crees que esto tenga remedio? ¿Tú crees que podrán revivir estos huesos? Y él no queriendo comprometerse dice, Señor Yahvéh eso solo Tú lo puedes saber. Y Dios responde: “Invoca al Espíritu” él lo invocó, se hizo un gran ruido, se juntaron los huesos dispersos, empezó a salir carne, piel, pero todavía no tenían vida. Dios le dice: “Invoca más al Espíritu” y él lo invocó. Recobraron vida, se incorporaron y formaron un compacto ejército.

Dios mismo explica la visión, mi pueblo anda diciendo, se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, todo está perdido. Pues bien pueblo mío, dice Dios: “Yo voy a congregar a todo el pueblo disperso, le voy a dar vida a todo lo que está muerto”.

Pero como Dios actúa por intermedio nuestro, tenemos que tener una fe activa, afianzar la búsqueda de Dios, porque el maligno impone falsos valores, criterios y principios.

De hecho vivimos el combate dramático de la lucha cultural, pero el campo de batalla es el corazón del hombre, el de cada uno, antes que en los ámbitos institucionales y políticos.

¿Por qué ocurre esto? Para responder esta pregunta es necesario ver un conjunto de síntomas en lo religioso, cultural, social y político presente y actuante en la llamada “cultura moderna”, se podría decir, es el despliegue del complejo de Judas. Es el anticristo, pero los anticristo que denuncia San Juan Apóstol es un tipo de hombre que diviniza lo humano, es un cierto tipo de cultura o contra cultura, que tiene el deliberado propósito de engañar a los creyentes, la capacidad de simulación, impostura y engaño es tan grande que sería capaz de embaucar a los elegidos, si no fuera por una particular asistencia e intervención Divina.

Con la globalización se ha instalado un falso orden en la democracia representativa del sistema demo liberal burgués, sostenido por un abuso del poder político, a ese orden artificial pertenece el engaño y la mentira del ángel de la luz (Satanás) es el reinado de los anticristo. Porque el anticristo busca todo aquello dotado de poder para corromper la mayor cantidad de almas posible.

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CAPITULO III

ES TIEMPO DE RECONQUISTAR EL ESPIRITU DE LA NACION ARGENTINA

Como veterano de guerra es mi deber moral recordar a todos los soldados argentinos que cayeron en combate en la gloriosa gesta del Atlántico Sur. También a todos nuestros antepasados que dejaron sus vidas defendiendo el suelo de la patria.

Muchos de ellos, como los que descansan en la turba malvinera no tienen nombre, sólo una cruz, pero para Dios no hay héroes anónimos, no hay soldado desconocido, no hay sacrificio olvidado. Para Dios, la generosidad, el coraje, el amor por una causa justa, el amor a la patria, el amor a los hermanos necesitados no es ni anónimo ni cae en el vacío. Eso, cuando se hace por amor, tiene valor y tiene mérito de eternidad.

Mientras nos pertrechábamos en suelo malvinero, nuestro pueblo donaba muchas de sus pertenencias, nuestras madres, hermanas y abuelas nos tejían guantes, bufandas y pasamontañas, nos mandaban cigarrillos y chocolates, los chicos de las escuelas nos escribían cartas de aliento, mientras miles y miles de jóvenes, adultos y ancianos se anotaban para marchar a la guerra. Esto nos habla a las claras de un pueblo noble, de un pueblo gaucho, de un pueblo con un espíritu valiente, lleno de coraje, nosotros íbamos al combate con lo que teníamos. ¡Qué ricos éramos! De compartir lo poco ¡Qué ricos éramos! Nos sobraba amor, amor a la familia, amor a los amigos, amor al pueblo, amor a la patria.

¡Levanta la mirada veterano! No te dejes atrapar por la propaganda de los mercenarios internos que quieren quebrar nuestro espíritu y nuestra moral, para que abandonemos toda lucha y hundirnos en la desesperanza, provocando un caos, un desorden de ideas, para que quedemos a merced de los imperios. Nos presentan como los chicos de la guerra y nos hacen quedar como tontos, como locos, como los pobrecitos, que la gente nos tenga lástima con esas películas financiadas por ellos, mientras esconden la grandeza de todos los actos heroicos que hicimos, que son muchos, pero ellos sólo muestran las miserias humanas, para que tengamos un pueblo pesimista y una juventud que no tenga espejo donde mirarse.

Por ejemplo esconden o ignoran el hundimiento por parte de nuestros pilotos del buque más moderno y poderoso del mundo, como lo era el Sheffield. Ocultan también, la larga lista de buques hundidos y averiados a los piratas ingleses. Además todas las hazañas de nuestros soldados, una de ellas es la destacada actuación de los integrantes del batallón de infantería N° 5, que pelearon hasta agotar municiones. También la destreza de los pilotos de los Hércules, que eran aviones lentos y pesados, y traspasaban el bloqueo aéreo y naval sobre Malvinas, volando a unos metros sobre el nivel del mar para evadir los radares enemigos, una técnica nunca antes implementada en el mundo; también los aviones Pucará, un avión a hélice, que sorprendía a la flota británica con las mismas técnicas mencionadas anteriormente. Estas son algunas de las acciones heroicas de la batalla por Malvinas.

También debemos mencionar al joven oficial, Teniente Roberto Estevez (muerto en combate en Puerto Darwin) quien escribe una carta a su padre en su despedida:

Querido Papá:
Cuando recibas esta carta, yo ya estaré rindiendo cuentas de mis acciones a Dios, Nuestro Señor. El, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en el cumplimiento de la misión. ¡Pero fijate vos que misión!. ¿No es cierto?
Te acordas cuando era chico y hacia planes, diseñaba vehículos y armas todos destinados a recuperar las Islas Malvinas y restaurar en ellas Nuestra Soberanía?. Dios, que es un padre generoso ha querido que este su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a Nuestra Patria.-. Lo único que a todos quiero pedirles es :
1ro) Que restauren una sincera unidad en la familia bajo la cruz de Cristo,
2) Que me recuerden con alegría; y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza y muy importante
3) Que recen por mí.
Papá, hay cosas que, en un día cualquiera, no se dicen entre hombres pero que hoy debo decírtelas: gracias por tenerte como modelo de bien nacido, gracias por creer en el honor, gracias por tener tu apellido, gracias por ser católico argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es fruto de ese hogar donde vos sos el pilar.
Hasta el reencuentro, si Dios lo permite.
Un fuerte abrazo. ¡Dios y Patria o muerte!
Roberto

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CAPITULO IV

HUNDIMIENTO DEL CRUCERO
GENERAL BELGRANO

Después de los impactos de los torpedos lanzados por el submarino nuclear “Conqueror” inglés al Crucero General Belgrano, gran parte del buque se calentó hasta llegar al rojo vivo. Cuando ya estaba escorado, los últimos tripulantes que quedaban en la cubierta estaban muy heridos, quemados, mutilados y sin posibilidad de ser rescatados. Mientras el buque se hundía los sobrevivientes desde las balsas observaban, como estos tripulantes cantaban el Himno Nacional Argentino… todos murieron ¿Qué razón los llevó a cantar el Himno Nacional a segundos de la muerte? Sólo el amor a Dios, al pueblo, a la patria, pudo hacer ese acto tan magnánimo.

Comenta Francisco Funes, un criollo puntano, tripulante del destructor Bouchard, buque encargado del rescate de los sobrevivientes: “…Era una desesperación buscar las balsas de nuestros compatriotas en el horizonte del mar. La situación ambiental era la siguiente: La temperatura del agua era de 30° bajo cero, las olas tenían entre 10 y 12 metros, ráfagas de viento muy fuertes. Si una persona caía al mar más de 5 minutos no podía vivir. Cuando empezamos a encontrar las primeras balsas, comprobamos que muchos de los náufragos estaban quemados, congelados, mutilados, otros habían tragado petróleo, algunos estaban comidos por la sal. Uno de los heridos que agonizaba en mis brazos, balbuceando me dijo que no le cuente a su madre que él sufrió y me dio una estampita de la Virgen de Luján para ella. No sabía el nombre de él, ni quien era la madre, a los pocos minutos murió. Yo seguí atendiendo otros heridos que estaban en un solo quejido. Pasaron algunos días y el olor que despedían los cuerpos de los fallecidos era casi insoportable, tuvimos que empezar a sepultarlos en el mar…Aún conservo la estampita de la Virgen…pero nunca sabré a quien tengo que dársela”.

El hundimiento del Crucero General Belgrano fue un crimen de guerra, un crimen contra la paz y un crimen contra la humanidad:
? Un crimen de guerra porque el crucero no representaba ningún peligro para la flota británica.
? Un crimen contra la paz porque el presidente del Perú Belaúnde Terri había presentado ante la O.N.U. una propuesta de paz que ya estaba consensuada por la gran mayoría de los países del mundo y para romper esa posible resolución dieron la orden de hundirlo.
? Un crimen contra la humanidad porque ellos hundieron al Belgrano y no rescataron ningún sobreviviente, pudiendo hacerlo con sus submarinos nucleares.

No puedo dejar de recordar a mis amigos, a mis hermanos que murieron en combate, a Dávalos, Juan y a Ferreira, Diego, integrantes del grupo de mortero 60 mm. Al que yo pertenecía. Siempre los tendré en mi corazón. De los 13 del grupo volvimos 11, y tuvimos 2 heridos.

Nosotros no defendíamos intereses personales, ni propiedades, ni situaciones de privilegio. Defendíamos el suelo de la patria, eso era lo que defendíamos, defendíamos una fe, una cultura, una historia, que valía cualquier sacrificio.


Grupo de morteros 60 mm. Companía Nácar
BIM N°5

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CAPITULO V

LA RIQUEZA DE NUESTRO PUEBLO

Éramos y somos pobres, pobres de bienes materiales, pero ricos en esos bienes del alma que son el amor a la patria, el amor a los hermanos, el amor a la Virgen, la fe en Dios, el coraje y la lealtad. Esa era y es nuestra riqueza, y por eso fuimos capaces de tamaña empresa: de enfrentar con hidalguía a la tercera potencia militar del mundo como es el bárbaro y hereje ejército inglés, apoyada por la primera y sus aliados.

Por eso, esto es algo de lo que no tenemos que avergonzarnos sino que tenemos que recordarlo y vivirlo una y otra vez, y no cortar la larga cadena de esfuerzos continuos que hicieron nuestros mayores de generación en generación para construir la Nación Argentina.

¡FUERON, SON Y SERÁN ARGENTINAS!

 

Gloria y honor a los que murieron en el ARA General Belgrano

 

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CAPITULO VI

¿QUÉ ES LA PATRIA?


La patria es el lugar físico donde un pueblo construye o va a construir su historia.

La patria es como nuestra madre, nacimos de ella, nos protegió cuando éramos chicos, nos curó cuando estábamos enfermos, nos educó, nos reprendió cuando cometimos algunas faltas, hoy nuestra madre está muy enferma, nuestra patria está muy enferma y muchos de sus hijos la abandonan, se van al exterior, a buscar otras madres, otras patrias… Ustedes ¿abandonarían a sus madres? ¿A su patria? ¿Darían la vida por su madre? ¿Darían la vida por su patria? Si nadie la cuida, ni la cura, seguramente agonizará y morirá.

La historia no es algo inútil, nunca es mas grande un pueblo y más fuerte que cuando recuerda y honra a los que dieron sus vidas para defender el suelo de la patria.

Por eso es necesario mirar hacia ese pasado, que a los ojos de Dios es un eterno presente. “Si, Malvinas es un eterno presente”. Es el hogar robado y profanado, que tenemos que reconquistar, y también reconquistar los grandes valores, la fe, la familia, la Nación. Es el permanente volver al camino perdido, es la vuelta del Martín Fierro, la vuelta del hijo pródigo, el retorno a la casa del padre.

 

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CAPITULO VII

LA ENTREGA

Hoy los agentes de la entrega les tienden las manos a los saqueadores de la patria, y quieren destruir el espíritu del ser argentino. Ellos necesitan un pueblo pesimista, sin historia, sin valores y sin cultura. No solo es esclavo el que está encadenado sino aquel o aquellos que se rinden y ya no buscan más la libertad.

¡No te rindas veterano! ¡No se rindan argentinos! A pesar de los momentos de cansancio y desaliento, es necesario redoblar el esfuerzo y permanecer firme en la batalla. En un camino de servicio y esperanza renace en nosotros el deseo de heroísmo y se descubre la propia grandeza, en la ayuda desinteresada para aquellos que mas sufren esta guerra, guerra no convencional, sin ejércitos desplazándose, sin bombas ni grandes batallas, pero con más muertos que en Malvinas. Guerra generada por la destrucción del trabajo, por la reducción a la pobreza y a la indigencia, por el genocidio que están llevando a cabo con nuestros abuelos; aquí se mueren niños desnutridos o con enfermedades por falta de atención, jóvenes por la droga o la delincuencia, adultos que se suicidan por diferentes motivos. Ellos, los traidores a nuestra patria, a nuestra historia, a nuestro pueblo, dicen que son efectos colaterales de la economía globalizada, en realidad es la “Cultura de la Muerte” según el venerado Papa Juan Pablo II.

La catástrofe ya está encima de nosotros ante la amenazadora sombra de la anarquía y la disolución Nacional. Padecemos el hedor y la podredumbre de una clase dirigente moribunda, y contemplamos como una tras otra, se derrumban las instituciones de las provincias y de la Nación en una ciénaga de ineficacia y corrupción. Vemos a estos cipayos, a estos buitres como se alimentan y engordan con los restos que quedan del pueblo y de la patria…

Este régimen falaz lo que pretende en realidad, es eliminar toda lucha, toda resistencia. Creen habernos reducido a una masa de mendigos harapientos, alimentados con mendrugos y sobras. Harapos del cuerpo y harapos del alma. Planes sociales, inactividad paga, trabajo esclavo o puestos bien remunerados a cambio de cesar toda lucha. Circo gratis, vulgar, soez, embrutecedor desde la nación o desde los estados provinciales. Es la tentación de entregarnos a la muerte en cuotas, supuesto fin de nuestras penurias, o aceptar resignados nuestra reducción a la animalidad.

Pero la guerra en realidad no ha cesado. El combate que hoy libramos en el que se resguarda la sabiduría añeja, que viene desde siempre, y que nos enseña que no se vence con violencia sino con inteligencia y con organización, es un combate decisivo que ellos no pueden evitar ni tampoco ganar, porque solo depende de nuestra decisión.


Tenemos que enfrentar y vencer a la “Antigua Serpiente”, al monstruo deshumanizador, devorador de todos los sueños y de toda esperanza.

La raposa Inglaterra es la nación matriz de esta contracultura globalizada que hoy llega a su máxima revelación y también a su fin.

“Debe el gaucho
tener casa, escuela,
Iglesia y derechos”.

(Poema del Martín Fierro)

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CAPITULO VIII

PLAN GENERAL

Ellos, los cipayos tienen un plan general sobre nuestra patria, es el enfrentamiento constante entre las provincias y la nación para llegar al desmembramiento, y así poder dividir a nuestra patria en cuatro republiquetas.

¿Cómo quieren lograrlo? Con mucha corrupción, aboliendo leyes, violando constantemente la Constitución Nacional hasta que esta ya no tenga validez, fomentando los secuestros, la droga, la delincuencia, prostituyendo a la juventud, destruyendo una tras otra todas las instituciones y convenios que nos vinculan como nación, provocando el caos total, para hundirnos en la desesperanza y convencernos que ya nada se puede hacer. Mientras S.S. Benedicto XVI proclama “Dios es Amor”, ellos dicen el amor es sexo, y el sexo uso y goce personal. Y no solo se corrompen ellos sino a todo un pueblo mediante la legalización del aborto y la esterilización de la mujer y como última escalada de esta guerra, quieren legalizar la prostitución a nuestros niños mediante la ley de educación sexual obligatoria en las escuelas (como ya lo están implementando en la Capital Federal y otros distritos).

Es el último escollo de esta “Cultura de la Muerte” para poner una lápida a la vida.

El plan general nuestro, apunta a la unidad, al amor, a reconquistar el espíritu solidario como persona, como familia, como comunidad, como pueblo y como Nación, a tener una patria para todos y no para unos pocos, el respeto a las leyes, un Estado eficiente, fuerzas armadas y de seguridad que realmente cumplan con las funciones para las que fueron creadas, y no denigrarlas ni eliminarlas.

Estamos en un periodo de transición, del odio al Amor, es el derrumbe de un régimen de esclavitud y muerte.

Que sea prioridad del Estado, la salud, la educación, la seguridad, todo esto para todos los hombres que deseen hacerse cargo de nuestra patria y quieran habitar nuestro maravilloso suelo argentino y tener una verdadera democracia, orgánica, social y directa.

¡Ese es nuestro plan general!

Por algo hay cielo en la bandera y un gesto noble y fraternal en el Escudo.
¡Gracias, Señor, por este pueblo de manos limpias, frentes altas y ojos puros!
¡Gracias, Señor, por esta tierra de bendición y porque somos hijos tuyos!

(Del poema de Francisco Luis Bernardez, año 1950)

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CAPITULO IX

LA HISTORIA

¡Argentina, ayer, hoy y siempre!
Nuestra historia nos invita a recordar con gratitud nuestro pasado glorioso, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro.


“La Argentina” fue así ya nominada por Martín del Barco Centenera en 1.604 y celosamente protegida por Nuestra Señora de Luján desde 1.630. La guía y enseñanzas evangélicas de nuestra Madre, calaron hondo en nuestro pueblo y en sus conductores. Tanto que, en 1.806 y 1.807 en las primeras invasiones inglesas, Santiago de Liniers le ofrece a la Virgen del Rosario la bandera del derrotado “invencible” Regimiento 71 escocés. Hoy está a los pies de la Virgen en el convento de Santo Domingo, en la ciudad de Buenos Aires.

Es indudable la acción providencial de la Virgen a favor de nuestro pueblo, en un enfrentamiento tan desigual, tanto en número de soldados, como en cantidad y calidad de armamentos.

De ese temple, de ese cuño, se forjaron posteriormente los ejércitos de la independencia, de San Martín y Belgrano, donde se rezaba en formación todas las mañanas el Santo Rosario y marchaban a sus campañas
bajo la protección de Dios y de María, que fue la generala de los ejércitos de la independencia.
Fue en la Vuelta de Obligado donde nuestro pueblo ratificó la decisión de ser libre y autónomo.

En 1.845 las dos principales potencias mundiales de la época, que eran Inglaterra y Francia, bloquearon el puerto de Buenos Aires con 110 buques de guerra y mercantes, exigiendo el libre comercio, (hoy se llama globalización) para introducir, el juego, la usura, la droga, la prostitución y sus productos elaborados de la reciente revolución industrial, como lo habían hecho en China. Este país debió ceder la isla de Hong-kong y factorías en Shangai y Cantón (guerra del opio 1.838-1.842). Esta libertad de comercio la querían imponer en el Río de la Plata. Aquel 20 de noviembre, cuando las escuadras invasoras más poderosas del mundo de aquel entonces entraban por el Paraná, se encontraron con la firme resistencia de las fuerzas criollas al mando del general Mansilla, que establecieron en las orillas de un recodo del río, llamada Vuelta de Obligado, unos pocos cañones, no más de 20, y sobre el río una serie de barcazas y lanchones unidas por cadenas sobre las cuales flameaba la bandera argentina.

Cuando el enemigo consiguió romper las cadenas y pasar, se encontraron con que sólo eran dueños del río, porque a lo largo del Paraná, los criollos retiraban todos los
animales y cualquier cosa que sirviera para alimentarse y cuando los extranjeros intentaban desembarcar eran
derrotados. Fueron siete meses de hambre y bajas que llevaron a la rendición incondicional del enemigo.

Esta rendición y los veintiún cañonazos en desagravio a la Bandera Nacional sellaron nuestra más grande victoria de la historia en defensa de la Soberanía Nacional. Esta heroica defensa llevó a San Martín como homenaje y agradecimiento a regalarle el sable que él mismo usó en la independencia de Sud América al “Restaurador” Brigadier General Juan Manuel de Rosas.

Se llamó operación Virgen del Rosario a la recuperación de las Islas Malvinas, el 2 de abril de 1.982, donde no cayó ningún soldado inglés, pues esa era la orden, y se cumplió brillantemente sacrificando nuestra propia sangre.

Después de la derrota sufrida en Malvinas, hace su aparición Nuestra Madre en San Nicolás de los Arroyos, a orillas del rió Paraná, para reunir y dar aliento a todos sus hijos, en esos momentos tan difíciles que le tocó atravesar a nuestro pueblo que estaba en un estado de desesperanza y desazón. Ella nos dio todo, esperanza y Amor.

En los albores del nacimiento de nuestra patria el pueblo junto a sus jefes naturales, confirmó su vocación de ser libres y autónomos, pero no la libertad de los libres
pensadores ilustrados, que luego engañaron a nuestros pueblos con las constituciones importadas, ni el libre comercio anglosajón, que somete hombres y pueblos a la diosa mercado; sino la verdadera libertad de los comuneros hispanos, que forjaron su espíritu en los 800 años de combates contra los moros.

Esos habitantes de la península ibérica ya eran mestizos de sangre y mestizos de cultura, iberos y celtas, fenicios y griegos, romanos y cartagineses, godos y suevos, árabes y judíos produjeron el crisol de razas, que luego en argentina se siguió mestizando con el indio, dando una estirpe casi inigualable como es el criollo, luego vinieron negros, gringos y asiáticos, fundiéndose en la América profunda, y eso es lo que somos, una cultura original: el mestizo, todos ellos crearon un modelo político de verdadera libertad en Dios. Hombres libres en pueblos libres, como es la idea federal.

En la conquista de América, más allá de los excesos que cometió España, que fueron muchos, se incorporó al nativo, no se lo exterminó como lo hicieron los que conquistaron Asia, África y Norteamérica. La cultura anglosajona exterminó al nativo del actual territorio de EE.UU., con este cruel exterminio se terminó el problema indígena y actualmente no hay manifestación ni a favor ni en contra.

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CAPITULO X

EL COMPROMISO

La Argentina no nació factoría, mercado o colonia. No ha de terminar arrastrada la que nació bajo las alas del Espíritu. En estos momentos tan difíciles que atraviesa nuestro pueblo, hay que ponerse la patria al hombro para realizar la Argentina que soñamos, por la cual vivimos, luchamos y sufrimos. Con esa confianza sobrenatural, que es la única verdadera y la que sostiene el sentido de nuestra lucha, pedimos para aquellos que cayeron por la patria, que el Señor les de la paz y a nosotros la fuerza necesaria para no sólo recuperar Malvinas sino ahora la Argentina toda.

Teniendo como única meta restituir a la Nación Argentina su grandeza y a nuestro pueblo su felicidad es que invocamos la protección de nuestro Señor Jesucristo y de su Santísima Madre, también Madre nuestra, sobre nuestra patria y nuestro pueblo, sobre muestras causas y nuestros actos, sobre nuestras personas y también sobre nuestros enemigos; para que la paz no traiga la resignación sino la alegría, no la riqueza sino la plenitud de la vida, no el bienestar sino las condiciones suficientes y necesarias para un desarrollo de una vida plenamente humana para todos los Argentinos, para tener un gobierno con VERDAD, LIBERTAD, JUSTICIA Y AMOR.

Dios lo quiere

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EL JUICIO FINAL

Se abrirán los libros de las conciencias, los libros de la vida y los muertos serán sentenciados según sus obras.
Ap. (XX, 11-15)

 

¡VIVA LA PATRIA!

Víctor Eduardo Vital

Veterano de Guerra de Malvinas

Vital_846@hotmail.com
Tel. (02652) (427249)

 

San Luis 8 de diciembre de 2006. Día de la Festividad
de la Inmaculada Concepción de María.

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