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19/07/2010

 

La familia argentina en jaque: La Nación peligra  

El 15 de julio a la madrugada, el Senado argentino aprobó una ley que contribuye con el proceso de desintegración de la Nación. El centro del debate no es el que los medios de comunicación masivos nos muestran, va mucho más allá de otorgarle derechos o no a los homosexuales. Informe especial...

Por Patricio Mendiondo Director Diario El Malvinense

Son las cuatro y seis minutos del 15 de julio de 2010, la Nación Argentina recibe un nuevo golpe que la hace tambalear como si esta fuera una mesa al perder una de sus patas. No son los derechos que reclaman los homosexuales la que la hace temblar, tampoco la corrupción y el chantaje que hace cambiar los votos a último momento, ni la pasividad e inacción de los pastores de la Iglesia. No, la Patria sangra y la familia se resquebraja porque esta ley provoca un daño irreversible en la estructura básica de la sociedad, peligrando su propia subsistencia en el largo plazo.

Con la aprobación de esta ley se destruye la familia. Con la destrucción de la familia se desintegra la Nación. Con la desintegración de la Nación se pierde el territorio.

Este trabajo será analizado y fundamentado sin la injerencia de lo religioso, para que no haya lugar a dudas de la gravedad y el perjuicio que genera para la sociedad argentina y su futuro la implementación de esta ley.

Querer lo que niego ser

El debate no son los homosexuales, que como toda persona debe gozar de iguales derechos que cualquier ser humano. El problema surge cuando se utiliza la figura del homosexual para enaltecerla. Desde hace una década se los fomenta como ejemplo de vida desde los medios de comunicación. Es una realidad que no puede negarse y era preciso legislar sobre sus derechos, pero bajo una figura que contemple sus propias necesidades (como alguno de los seis proyectos de unión civil que había en el Senado) y que no afectara el orden social. Si la propia definición de matrimonio en el diccionario nos habla de hombre y mujer, no encuadraba bajo ningún punto de vista incluirlos en algo que ellos mismos niegan ser. Si a los Veteranos de Guerra se les otorgan beneficios por haber estado combatiendo en las Islas Malvinas, nadie que no estuvo en la guerra puede arrogarse querer estar contemplado bajo esos mismos beneficios, por el simple hecho de que no han estado en las Islas. Así se les otorgaren los beneficios, habrá una realidad innegable de que no ha estado en la guerra. Salvando las distancias, el matrimonio como la palabra lo dice, no da lugar a dudas: es varón y mujer, no se puede encuadrar bajo la misma figura a dos hombres o dos mujeres, pues no es matrimonio.

Muchos de los activistas que defendían la ley, retrucaban a quienes estaban en contra con la famosa pregunta "¿por qué no es natural? ¿quién dice lo que es natural, dónde está escrito?" Justamente no hacen falta palabras para explicarlo, pues entra por nuestros sentidos. Si el pizarrón es verde y se ve porque los ojos así lo indican, no puedo exigir que una ley diga que además es rojo. Si el matrimonio se conforma con la voluntad de un hombre y una mujer, porque ambos poseen características que lo distinguen y que además son capaces de crear otro ser; no hay lugar para dos sexos iguales, pues no encuadra y no hace falta que nadie nos lo explique, lo podemos percibir con nuestros sentidos.

La ley aprobada por el Congreso es entonces, una ley irracional, e inconstitucional, pues hay tratados internacionales con jerarquía constitucional donde la Argentina es parte que hablan de que el matrimonio es (como su palabra lo dice) entre hombre y mujer. Realizada esta breve introducción, ahora así, analizaré el fondo de la cuestión, ¿por qué esta ley atenta contra la Nación Argentina?

Familia: la base de toda sociedad

Honradez, caridad, lealtad, comprensión, bondad, fidelidad, humildad, sinceridad, respeto, amistad... alguno de los tantos e invaluables valores que todo ser recibe desde que nace, y que solamente pueden recibirse e inculcarse dentro de una familia. Un referente paterno y materno, que lo va a formar para toda la vida a un niño, que mañana se insertará en la sociedad y en conjunto con miles de otras familias, surgirán nuevas y mantendrán moral, espiritual, económica y políticamente a una Nación. Y hablamos de Nación cuando un grupo de gente, dentro de un mismo territorio comparte valores y tradiciones que los diferencian por sobre otros. La bandera, el himno, etc. Valores y tradiciones que más allá de la enseñanza en las escuelas, se forja solamente en el seno de la familia.

No hay otro momento ni lugar, en donde los hijos de la Patria reciben esa formación. La familia cumple la función social más importante. Son los hijos, los que mañana serán quienes marquen el rumbo de todo un pueblo. Rumbo que estará marcado por los valores aprehendidos desde pequeños. Si se careciera de esa institución tan importante como la familia, la sociedad vería su fin en el largo plazo, por no contar con valores que los logre unir y marcar su diferencia como Nación. Sería tan solo un grupo de gente dentro de un territorio, sin valores de ningún tipo, donde el orden social se quebraría. Algo similar sucede en la Argentina de hoy.

La Nación Argentina 2010: la familia destrozada

Mal o bien, la familia Argentina, la clase media, alta y baja han coexistido durante décadas. La clase media en particular, conformó y aún conforma un rol social importante en las últimas décadas. Hoy, gracias a las políticas implementadas por los sucesivos gobiernos, la clase media ha disminuido considerablemente.

Desde hace unas décadas, el país sufrió intensos ataques en su estructura política y económica, en donde la familia como institución social, no ha quedado al margen.

Todo tiene que ver con todo, y nada es casualidad, sino una causalidad. Las naciones son como una mesa. Una pata es su soberanía, su capacidad de defensa para mantener su independencia territorial. Otra lo engloba su cultura (religión, moral, familia, educación), con dos patas más también elementales como su sistema y soberanía política y económica. Si una nación carece de algunos de sus estamentos básicos, comenzará a ser débil y frágil, frente a otros países, tanto como lo es una mesa sin una de sus patas, hasta caer al piso, al abismo. Argentina ha sufrido varios golpes en su estructura, pero aquí nos detendremos en la cuestión que nos importa que es la familia.

Desde la familia, al ser que nace se lo inculcará espiritualmente: religión, moral y cultural. Los centros de enseñanza por más buenos que sean no llegan nunca a suplir a la vida familiar, pues una buena base tan solo servirá para complementar lo ya adquirido en ese aspecto.

Es entonces que si uno centra su ataque en la institución familiar, el resto (religión, cultura, etc) caerá solo, como fichas de dominó. Y la familia ha sido atacada desde hace décadas en nuestro país. Uno de los puntos más trascendentales que comenzó con la destrucción de su función social se inició con la ley de divorcio vincular en los años 80. La sociedad comenzaba sus primeros fraccionamientos por la pérdida de una institución básica, que ya no era inviolable. Sumado a las nuevas imposiciones sociales, políticas y económicas. Permitiendo con el paso de los años proseguir dañando la estructura social de la Nación, sin que hubiera reacción alguna desde la sociedad. Con la llegada de nuevas drogas, perversión, y la pérdida de los valores morales (ya ni religiosos), acompañado de los nuevos "padres": los medios masivos de comunicación (radio, televisión, prensa). La década de los noventa centró un claro objetivo en la sociedad: destacar al mal, como algo bueno y como ejemplo de vida.

Resumidamente, es así como llegamos al año 2010, donde ahora se utiliza otra herramienta para pervertir al modelo familiar. La excusa son los homosexuales y su derecho a casarse. Se utilizan las necesidades de una minoría agigantada por los medios de comunicación para que les sea funcional a la destrucción de la base social: la familia. No hubo capacidad de reacción. Si se permitió la aprobación de esta ley es porque ya tampoco existe en el país una estructura social fuerte, estamos con una de las patas de nuestra mesa casi quebrada. Quedan pocas familias que defiendan los verdaderos valores, y con esta ley quedarán menos aún.

Los propios homosexuales son engañados y utilizados para estos fines, que no tienen otro objetivo más que dañar a la Nación y destruirla en el largo plazo, para que así seamos mucho más vulnerables y débiles.

Porque la ley no provoca el daño en dar derechos, sobretodo sabiendo que es un mínimo porcentaje de la población homosexual la que optará por casarse. El daño es en instruir, formar y enseñar a toda la juventud argentina desde que va al jardín hasta que es mayor de edad, que uno puede optar por ser el sexo que más guste, o como ahora dicen, "elegir su género". Y allí, desde los 5 años se degenera a toda una Nación, perdiendo en esta guerra silenciosa, a cada vez más argentinos de bien.

No solo se cambia una ley, sino que se modifica ahora la forma de pensar, de actuar y de educar. Toda una nueva generación de argentinos tendrá una concepción deformada de lo que significa la palabra "familia", hasta perder el valor por la que se la conoce hoy en día.

Los manuales del Ministerio de Educación de la Nación esperaban la aprobación de la ley para comenzar a pervertir las mentes de niños inocentes a partir del próximo año. A matarlos por dentro desde chicos. Vendrán nuevas leyes, nuevas drogas y perversiones. Muchos son los que descreen y no conocen ni logran entender el grave daño social del que estamos siendo testigos. No se debe ser pesimistas, sino aceptar la realidad, para saber donde está lo bueno y lo malo, para intentar revertirlo.

Unidad y ejemplo

Otra piedra más que se le coloca a las familias argentinas con la aprobación de esta ley, piedra de gran peso y difícil de superar, más bien parece un muro imposible. Cada familia argentina de bien, tiene la difícil y ardua tarea de intentar revertir este nuevo golpe al orden social, que es aún peor que los anteriores. No se logra solo, ni tampoco de un día para otro. Reconquistar lo perdido es un proceso largo y continuo, y de muchas manos. Es preciso que quienes aún conserven esos valores que desde chicos se nos han forjado, nos sintamos en la obligación de defenderlos y aplicarlos en nuestra vida cotidiana. El ejemplo y la unidad, son las mejores armas.

Porque mientras haya un solo argentino que sea capaz de defender la verdad, habrá justicia que luego sembrará libertad.

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