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Son los Acuerdos tras la Guerra de Malvinas, que reiniciaron las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña. Fueron altamente perjudiciales a los intereses nacionales. Además se especula con dejar sin efecto también el “Pacto Foradori-Duncan” de 2016, que si bien no reviste carácter de Tratado u Acuerdo, fue un nefasto comunicado de entendimiento que se firmó durante el gobierno de Macri.
El Periodista Laureano Izquierdo informó hoy para Infobae que el gobierno nacional evalúa denunciar los Acuerdos de Madrid de 1989 y 1990, anunciándolo el próximo 2 de abril.
- El gobierno de Alberto Fernández evalúa por estas horas ejecutar un golpe de efecto de consecuencias inciertas: rescindir definitivamente los avances bilaterales que se firmaron en los últimos 30 años en materia de relaciones diplomáticas entre la Argentina y el Reino Unido, vínculo roto tras la guerra de Malvinas de 1982 y recompuesto ocho años después.
- Fuentes diplomáticas confirmaron a Infobae que el análisis del gobierno radicaría en utilizar la fecha de la recuperación de las Malvinas -2 de abril- para realizar el anuncio. Así se daría marcha atrás con los acuerdos de Madrid I y II (febrero de 1990) por los cuales se retomaron las relaciones diplomáticas entre ambos países.
- Sin embargo, cerca de la Casa Rosada se ilusionan: “Derogar esos acuerdos lo revindicaría (al Presidente) con los argentinos y, sobre todo, la Causa Malvinas. Es un acto administrativo que tiene una gran repercusión política para el mundo, para los militares y retirados argentinos, para los veteranos. Además, todo el pueblo nacionalista lo apoyaría”.
- En despachos gubernamentales creen que pelearse en este momento con el Reino Unido es una buena idea. A esa estrategia se le suman los desaires a los Estados Unidos, Chile, Brasil y Uruguay, y a su cada vez mayor proximidad con Caracas. El último guiño fue el portazo al Grupo de Lima. Según los cálculos oficialistas, la movida podría fortalecer la identificación con el ala dura de la alianza gobernante a la que se agregarían nuevos sectores de la sociedad, en momentos en que se evidencia una crisis política profunda, falta de respuesta ante la pandemia, un debilitamiento institucional y una marcha alarmante de la economía.
- La cancillería que conduce Felipe Solá busca exhibir un “logro” en la arena internacional con una maniobra que deterioraría las relaciones con el Reino Unido. Rescindir los acuerdos de Madrid dejaría al país a las puertas de la ruptura diplomática con Londres.
Los Acuerdos de Madrid establecieron el famoso “paraguas de soberanía”, donde se le concedía grandes beneficios a Inglaterra a cambio de nada, incluyendo control marítimo sobre muchas áreas del Atlántico Sur, además de control militar británico en la zona (se debe anunciar con 48 hs de antelación cuando un buque argentino pase cerca de las aguas usurpadas por Gran Bretaña). De anular los Acuerdos, las partes vuelven a junio de 1982, tras el final del conflicto bélico. Para la Argentina resultaría beneficioso si esta medida viniera acompañada de acciones acordes a la defensa nacional, que deberán ser justamnte hechos en la práctica y no simples comunicados o palabras. Dado los hechos de público conocimiento en el Atlántico Sur, donde la pesca ilegal y el control marítimo no es uno de los mejores fuertes, sumado a la débil presencia argentina en las aguas del Mar Argentino, no parecería que el gobierno esté tomando en serio el camino de la ruptura de dichos acuerdos.
Ojalá no sea solo un anuncio para ganar votos en un año electoral, y verdaderamente se trate de un verdadero hecho histórico que cambie el rumbo nefasto de décadas de fracasos diplomáticos en la causa Malvinas. ¿Estarán conscientes Felipe Solá, Daniel Filmus y Alberto Fernandez del significado y las consecuencias de denunciar los Acuerdos de Madrid? En tal caso, ¿estarán a la altura de las circunstancias?
Derogar/denunciar los Acuerdos de Madrid de 1989 y 1990, sí, excelente decisión. Pero la misma de nada servirá sino está acompañada de un paquete de medidas políticas, económicas y militares que garanticen una verdadera defensa de los intereses argentinos en el Atlántico Sur.