21 diciembre 2024
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Tullow Oil, empresa hidrocarburífera de origen británico, especializada en off shore, que operó, hasta 2007, siete licencias de exploración otorgadas por el gobierno ilegítimo de Malvinas en la Cuenca Malvinas Sur y Este, y que contó entre sus asesores con una funcionaria del gobierno “kelper” hasta el año 2018, se prepara para continuar sus tareas en aguas de Tierra del Fuego en búsqueda de gas.

En abril del 2019, como resultado de una ronda de licitación pública, Tullow le fue otorgado tres lotes de exploración en la cuenca Malvinas Oeste, en jurisdicción Argentina. Tullow obtuvo una participación del 40% en los Bloques 114 y 119 y una participación del 100% en el Bloque 122. Los contratos se ratificaron formalmente en octubre del 2019.

Dicho bloque 122 comenzará a explorarse a fines de este año, con la anuencia del actual gobierno.

Se abre un nuevo bloque para la exploracion de gas, en la cuenca Malvinas Occidental. Lo hará la empresa Tullow Oil Argentina subsidiaria de la petrolera inglesa a 50 millas de la costa de Tierra del Fuego y solo a 11 millas de donde se pescó merluza negra los últimos 25 años.

Llegó el turno de la Cuenca Malvinas Occidental, es decir, frente a las costas aguas adentro de Tierra del Fuego, donde la empresa petrolera Tullow Oíl de origen inglés, comenzará a fines de este año y durante el inicio del próximo a realizar prospecciones sísmicas adicionales a las ya realizadas con el buque sísmico/geológico, BGP Prospector, el Remolcador de aguas profundas Candela S y el buque de apoyo Geo Service I, entre octubre de 2020 y mitad del año 2021.

La MLO_122, se encuentra dentro de la plataforma continental, a escasas 29 millas náuticas de la costa de Tierra del Fuego, en una planicie submarina que va de los 60 metros a los 145 metros de profundidad donde una década atrás y antes de las explotaciones de gas en las cuencas gasíferas Pléyade, Carina e Hidra, el recurso calamar illex abundaba en forma ordinaria, hoy en esa zona no quedo nada; incluso desde el punto de vista biológico científico, se desconocen las causas y hacia donde migró ese recurso. Lo preocupante es que esta nueva área de prospección y muy probablemente de alta posibilidad de haber gas -como en toda la zona lindera al oeste- se encuentra a escasas 11 millas náuticas de la zona de pesca de Merluza Negra en un momento donde, desde la Republica Argentina las empresas desean promocionar y formar un clúster con un selecto mercado mundial, compitiendo con la flota arrastrera española que opera bajo licencia y bandera del Gobierno de Falkland Islands (GIF).

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Se encuentra dentro de la plataforma Argentina a menos de 150 metros de profundidad.
Es aledaña a dos grandes cuencas gasíferas que proveen de gas e interconectada a la red Argentina e indirectamente a la red de Chile.
Ya existen varias plataformas de extracción de gas offshore desde el año 1970 a lo largo del mar Argentino y principalmente en la zona aguas afuera del sur de Santa Cruz y Este de Tierra del Fuego.
Está a 11 millas náuticas desde donde en los últimos 25 años se captura la merluza negra, dentro de la isobata de los 100 metros de profundidad.
Es una área donde la única participación soberana de Argentina es la pesca y de solo algunos pocos buques (Centurión del Atlántico, Tai An, Echizen Maru, San Arawa II, Argenova XXI, Argenova XXII, Tango II, Talismán, Atlantic Express, Chiyo Maru 3, Capesante, Tango I), entre otros.

Todo sigue igual

Lejos de la actitud política esperable para desalentar la presencia británica en el Atlántico Sur, el gobierno de Alberto Fernández se asocia con la angloholandesa Shell para explorar y explotar hidrocarburos en aguas del Mar Argentino. Se ratifica la política que en 2018 el macrismo lanzó cuando la secretaría de hidrocarburos era dirigida por el presidente de Shell Argentina, Juan José Aranguren; también el acuerdo con la noruega Equinor cuya directora es asesora de los kelpers en materia petrolera.

Aquellas voces que se alzaron contra las políticas de saqueo durante el gobierno de Macri, ahora guardan silencio ante este nuevo avance británico sobre los recursos naturales argentinos. El silencio más notorio proviene del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec), cuyo director era Federico Bernal, quien redactó muy interesantes artículos comprobando la entrega de recursos argentinos, a empresas vinculadas al mismo negocio en Malvinas (pueden leerse aquí y aquí). Desde marzo de 2020, Federico fue nombrado por el presidente de la Nación, Alberto Fernández, Interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS). Luego, hace pocos meses fue designado como Subsecretario de Hidrocarburos, totalmente ligado a estos temas y en el que tiene gran poder de decisión. Lamentablemente, ya no publica más sobre los vínculos entre las petroleras británicas que operan en Tierra del Fuego y Malvinas y pasó a guardar un silencio cómplice.
Incluso, pocos días atrás, el 18 de octubre tuvo lugar una audiencia pública por la exploración en aguas de Mar del Plata por parte de Equinor (con vínculos en Malvinas que el propio Bernal denunció en su momento). Bernal estuvo presente como funcionario del gobierno, sin hacer declaraciones contra esta compañía. Pasó de criticar a Macri y sus funcionarios, para ser parte de esa misma lista que él mismo aborrecía.

La hipocresía de los funcionarios y políticos ya ha superado todo límite.

De esta forma nos damos cuenta, que muchos políticos y medios de prensa no buscan la verdad o el bien de la Patria, sino que solamente obedecen a intereses económicos. La clase política dirigente, sea de “izquierda” o “derecha”, es idéntica. El problema no es el color político, sino la falta total de compromiso para con los ciudadanos, la falta de amor al prójimo. La clase dirigente que posee el poder, lo utiliza a su conveniencia, y cuando le toca ser oposición critica aquello que no hace cuando está del otro lado. Mientras tanto, los argentinos que trabajamos todos los días para mantener este nefasto sistema, rehenes de la casta política-periodística, estamos cada vez más empobrecidos, saqueados y entregados al mejor postor. Así lo comprobamos una vez más, en este caso con los negocios con el petróleo y gas en nuestros mares del sur.