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Cuando María Fernanda Araujo tenía 9 años, su hermano Eduardo, soldado clase 62, fue convocado para ir a la guerra de Malvinas . El 11 de junio de 1982, tres días antes de que termine el conflicto, una bomba cayó sobre él en el monte London y lo convirtió en uno de los 123 soldados argentinos “solo conocidos por Dios”.
Hoy, 35 años después, María Fernanda preside la Comisión de Familiares de Caídos y hace un par de meses, junto a su madre, proporcionó una muestra de sangre para que la Cruz Roja pueda cotejar sus datos con los del cementerio Darwin y así localizar el cuerpo de su hermano. Sin embargo, tiene sus reparos con respecto a cómo se gestó la iniciativa de cruzar los datos. “Se hizo a los ponchazos y no nos avisaron como correspondía”.
Es que todo el proceso comenzó en 2008 cuando el oficial inglés Geoffrey Cardozo, a cargo de organizar el cementerio de Darwin en 1983, acercó a un grupo de ex combatientes la información que había reunido sobre los soldados no identificados. Julio Aro fue uno de los que recibió esos datos y creó la fundación “No Me Olvides” para, desde allí, poner en contacto con esos datos a la mayor cantidad de familiares. La Comisión no fue involucrada en el proceso hasta 2012, cuando intervino el Gobierno.
-¿Cómo llega a ustedes la iniciativa de localizar los cuerpos?
-Nos fuimos enterando por medio de otros familiares que recibieron un llamado de la Cruz Roja en 2012. A mí en su momento no me llamaron, no me visitaron ni me reuní con nadie hasta hace un par de meses. Pensé que las cosas iban a ser de otra manera, que iban a venir organismos del Gobierno. Se hizo a los ponchazos. Algo tan caro a nuestros sentimientos se tendría que haber hecho con seriedad. Deberían haber llamado a la Comisión de Familiares que es la única reconocida por ley.
-¿Lo habló con su mamá?
-Sí, y ella me dijo que esperaba que la llamen por teléfono. Dejamos pasar el tiempo y luego me entero de que la iniciativa había surgido de una fundación gracias al informe de un oficial inglés. Y ahí nos preguntamos por qué nosotros, los familiares, no habíamos sido tenidos en cuenta. No estamos en contra de la localización pero sí en cómo se inició.
-¿Le parece que estuvo mal manejada la cuestión familiar?
-Pésimo. Fue aberrante lo que hicieron porque entrevistaron a algunas madres en 2012 y a mi mamá, por ejemplo, recién hace un par de meses.Todos deberían haber sido citados el mismo año.
-¿Cómo y cuándo fue su entrevista con la Cruz Roja y autoridades del Gobierno?
-Hace dos meses, y estuvo bien. Fue una manera de expresarnos. Yo dejé todo en manos de mi mamá, que decidió dar su muestra. También fueron muy útiles las preguntas que nos hicieron, preguntas como qué hubiésemos necesitado 35 años atrás.
-¿Cuál es su posición ante la exhumación?
-Mi posición es que no los toquen.Preferiría que lo dejen todo así, porque ya veníamos haciendo el duelo de esta manera, pero respeto a las familias que sí lo necesitan.
-A nivel comisión de familiares, ¿cómo está la situación?
-Hay gente que habría preferido que no se haga o que se haga de otra manera. Hay familiares que no dieron su consentimiento y no quieren que toquen esas tumbas, hay otros que sí y que lo necesitan. Mi mamá me dijo: “Voy a dar mi consentimiento siempre y cuanto me garanticen que no lo trasladen al continente”
-¿Por qué no trasladarlo?
-Porque en un cementerio de continente sería recordado por mi mamá, por mí y mis hijos, y sería una tumba más. En Malvinas, la muerte de Eduardo tiene sentido. El duelo nosotros lo fuimos formando a través de ese sentido. Además, no queremos que trasladen a todos los cuerpos, porque así se terminaría el cementerio y la historia
-¿La localización no es parte del proceso de sanación?
-Sí, claro, pero no estoy de acuerdo en cómo se inició. Si hay familias que lo necesitan está bien. Hay mamás que necesitan llegar al cementerio y ver el nombre de su hijo y tal vez alguna necesite trasladarlo
-Una vez que se individualice una tumba con el nombre de tu hermano, ¿qué va a pasar?
-Creo que me va a causar… no sé si alegría. Va a ser muy fuerte. Verlo escrito y saber que ahí están sus restos.
-¿No creé que Cardozo pudo haber tenido un gesto desinteresado?
-¿Viniendo de un inglés? Lo dudo, pero me gustaría hablar con él.
Fuente: La Nación