21 noviembre 2024
avion

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El 13 de Diciembre de 1947 el cielo de la Antártida Argentina fue surcado por primera vez por una aeronave de pabellón nacional, en pacífica ratificación de nuestros derechos jurídicos sobre ese inmenso territorio.

Cumplieron esta hazaña, con heroísmo e intrepidez, un puñado de marinos argentinos bajo el comando del Contralmirante Don Gregorio A. PORTILLO a bordo del avión cuatrimotor Douglas C-54 Skymaster, matrícula 2-GT-1.

El tradicional espíritu de progreso pacífico de nuestro pueblo, libertador de otros pueblos oprimidos y siempre respetuoso del derecho ajeno, adquirió así nuevos títulos ante la consideración extranjera, en el legítimo afán de asegurar lo suyo en las Malvinas y en su sector antártico.

Bajo este signo de paz y de legítimo derecho jurídico se realizó el vuelo victorioso del Almirante Portillo, del cual expondremos una breve reseña, hecha por el propio jefe de la expedición:

La Antártida, situada en el centro de una basta zona esférica alrededor del Polo Sur, está encerrada casi por completo dentro del círculo polar, y hacia ella avanzan tres continentes: África, Australia y América.

Entre los meridianos 55 y 70 el continente sobrepasa el citado círculo polar, acercándose notablemente a la parte meridional del continente americano, sobre la Tierra del Fuego e Isla de los Estados.

Por eso no hay país en la tierra que pueda alegar derechos más poderosos que la Argentina, sobre estas zonas que resultan ser su prolongación geográfica a través del estrecho de Drake.

Frente a esta realidad no podríamos permanecer ajenos a este magno problema que se levanta desafiando derechos jurídicos y geográficos en medio de la espesa madeja de expediciones, descubrimientos y fantasías de aquellas tierras misteriosas.

Ante esta situación de hecho se planearon los objetivos del vuelo, que demandó, en los más diversos aspectos, consecuentes estudios y metódica preparación, para acondicionarse a la realidad que debía afrontarse. Los riesgos fueron cuidadosamente calculados.

“En primer término se ha querido demostrar que las comunicaciones aéreas entre ambos continentes son factibles mediante el conocimiento de la meteorología antártica a fin de evitar las perturbaciones ciclónicas, especialmente sobre el Drake, región atravesada por frecuentes depresiones y una de las más tormentosas del mundo, donde el viento sopla con intensidad de huracán.

Estos vientos catabáticos o descendentes dan lugar al anticiclón glacial antártico, íntimamente ligado con las tres áreas fijas de baja presión (ciclones) situadas en los mares de Ross, Bellingshausen y de Weddell.

Para la expedición aérea se planeó la posibilidad del sobrevuelo de las dos últimas zonas acondicionadas a las circunstancias reinantes.

El objetivo que siguió al planteo meteorológico respondía a una finalidad geológica, relacionada con el aspecto físico del continente representado por las características de la meseta antártica, de 2.500 a 3.500 metros de altura, y las enormes formaciones de hielo terrestre determinantes de los que cubren los mares que los rodean.

Estas condiciones fijan la modalidad de navegación en el mar helado, de tanta importancia para nuestra marina.

En este aspecto de la expedición, la cartografía disponible jugó un papel importante en el planteo del vuelo y dio lugar a severas comprobaciones.

Quedaron demostradas una vez más las posibilidades y la conveniencia indiscutible del empleo del avión como elemento básico de todo levantamiento y estudio geográfico, desde que él permitirá la obtención en forma rápida, económica y completa de aquella vasta región desconocida y de difícil acceso.

En el transcurso del vuelo se comprobó la proximidad de la estratosfera a la tierra por lo cual la Antártida resulta envuelta en un manto caliente, lo que da lugar a una inversión de temperatura. En efecto, aquella tiene solo un quinto del ancho que posee el Ecuador.

Esta comprobación realizada permitió volar a una altura donde la temperatura era más moderada que en la superficie.

La intercomunicación entre los continentes relacionados con la zona polar tiene su trayectoria más corta en las regiones de la Antártida, lo cual dio lugar a observaciones cuidadosas en el transcurso del vuelo.

El estudio detallado de las expediciones realizadas permitió establecer una serie de objetivos que, relacionados con esta expedición, llevó a formular cuestiones que encarar en el futuro mediante el empleo de medios apropiados.

Así, por ejemplo, es de importancia determinar el verdadero perfil costero en una zona helada, a cuyo efecto el empleo del magnetómetro aerotransportado, con el auxilio de modernos radares, permitirá conocer la naturaleza rocosa del suelo a través de la capa de hielo que lo cubre.

La Antártida es un campo de acción y de luchas contra las tormentas, las distancia, el frío, la soledad y el hambre, factores que han influido en la preparación del vuelo, y bajo este influjo se preparó la expedición en el sentido de prever la contingencia de una caída al mar o un descenso en las regiones heladas.

Botes salvavidas equipados convenientemente, elementos para facilitar la movilidad en el mar helado y víveres que respondían a las condiciones de la Antártida, complementaron la preparación del vuelo.

El avión fue equipado con instrumental destinado a la navegación en las condiciones más rigurosas posibles.

Los verdaderos beneficios que dejó el vuelo radican principalmente en los estudios que debieron realizarse para afrontar los diversos aspectos de la cuestión.

Se hicieron amplias y muy completas observaciones de diverso orden.

La Antártida es un magno laboratorio donde se plantean problemas científicos y donde todo está por hacerse, por lo cual los hombres de ciencia tendrán la palabra en el futuro.

La tripulación de esta heroica expedición estaba compuesta por:

Contraalmirante            Gregorio A. PORTILLO        Jefe de la Expedición
Capitán de Corbeta       Gregorio LLORET                Comandante de la aeronave
Capitán de Corbeta        Mario A. DE UGARRIZA     Piloto / Navegante
Teniente de Navío          Jorge A. BUSSI                     Copiloto / Navegante
Capitán de Corbeta       Alfredo WALTER                   Personal / Supervivencia
Suboficial Segundo      Luis A. MUÑOS                     Jefe de Mecánicos
Cabo Principal                Mario A. PEPE                      Ayudante Mecánico
Cabo Principal               José M. LEZANA                   Radiotelegrafista
Cabo Principal              Antonio GONZÁLEZ              Radiotelegrafista
Personal Civil                Pedro POUCHULU                 Camarografo (Sucesos Argentinos)

HORARIOS DE VUELO
Salida de Piedrabuena        04:45 hs
Pasaje por Decepción         11:30 hs
Pasaje por Melchior             12:30 hs
Pasaje por el Círculo Polar  13:41 hs
Regreso a isla Adelaida       13:45 hs
Llegada a Piedrabuena         20:15 hs

Fuente: Material tomado por Carlos R. Boisen, del libro “Sobre Continentes Mares y Polos” (Über Pole, Kontinente und Meere) de Carls Hanns Pollog y Erich Tilgenkamp, tomo II, impreso en Peuser durante la primera quincena de Mayo de 1954.