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Petróleo en Malvinas: la estrategia británica para adueñarse del Atlántico Sur
Las petroleras son un instrumento del propio David Cameron para hacer anuncios exagerados, adueñandose así, de los recursos y territorio del Mar Argentino. Informe completo sobre la realidad del Atlántico Sur…
Por Patricio A. Mendiondo, Director Diario El Malvinense
¿Es el petróleo de Malvinas realmente un negocio de miles de millones de dólares, o es una nueva excusa británica para sentar precedente sobre el Mar Argentino, territorio que nunca había sido motivo de disputa?
Un poco de historia
Hasta el año 1986, los ingleses solo mantenían usurpadas las Islas Malvinas y controlaban 12 millas a su alrededor. Las Islas eran un enorme gasto para los británicos, y por ello se decide de forma unilateral, establecer 200 millas alrededor de las Islas, pues se sabía de las grandes riquezas pesqueras y del potencial petrolero. Esas 200 millas, luego se extendieron a las Georgias y Sandwich del Sur, siendo en la actualidad un territorio 20 veces mayor que las el territorio de las Malvinas de 1982.
Por ese entonces, el gobierno de Alfonsín, cuyo Canciller era Dante Caputo, no opuso mayor resistencia a la nueva usurpación británica, afianzando la maniobra ilegal. Hubo protestas formales en la ONU, pero fueron ignoradas por los ingleses. Los argentinos poco sabían de lo ocurrido como para tener un margen de reacción, y el gobierno trató de evadir problemáticas con la excusa de no darle poder a los militares. Es así, como la maniobra ilegal británica, se legalizó con el paso de los años, gracias a la inacción del gobierno argentino.
A partir de 1986 los ingleses comienzan a explotar los recursos pesqueros del Mar Argentino alrededor de 200 millas entorno a Malvinas y otorgando licencias pesqueras a empresas de terceros países. La cuestión petrolera era distinta, pues antes de caer el gobierno de Isabel Perón (febrero 1976), la misión inglesa de Lord Shackleton recibió el cañoneo naval de un buque de la Armada Argentina, provocando un grave incidente diplomático entre Londres y Buenos Aires. Más tarde, en los años menemistas, 1996/97, con licencias inglesas Shell exploró la cuenca norte y este de las Islas, no encontrado una cantidad de petróleo comercializable, dado que el precio del barril no superaba los 30 dólares.
Hoy, el precio del barril de crudo es casi el triple. Pero el problema no es el precio, sino la cantidad de petróleo que puede llegar a ser extraído del Mar Argentino.
Petróleo en el mar… ¿negocio?
Desde febrero que comenzó la exploración británica hasta ahora, no se han encontrado cantidades suficientes del recurso, para afrontar gastos operacionales inmensos. No hay negocio, todo experto sabe que los 200 millones de barriles encontrados hasta el momento, no justifican una explotación en alta mar, y en esas latitudes.
El primer pozo fue tapado por no encontrar la cantidad necesaria de petróleo. El segundo arrojó un número aproximado de 200 millones de barriles recuperables, poco para un negocio offshore. El tercer pozo tiene buena calidad de petróleo, pero poca cantidad. En Gran Bretaña, en febrero de este año, comenzaron hablando de 60 mil millones de barriles recuperables. Y aún siguen insistiendo con ese número desde la prensa sensacionalista. La realidad es muy distinta, y hasta ahora, no hay negocio.
La exploración y explotación petrolera en el mar, son muy distintas a la terrestre. La plataforma submarina del Mar Argentino puede dar buenos resultados hasta cierta profundidad, pero más allá de los 500 metros, las probabilidades disminuyen considerablemente. Una explotación offshore necesita de grandes erogaciones de dinero diarias para mantener la maquinaria que sumado al clima del Atlántico Sur encarece mucho los gastos.
En el año 1995 la Cámara de Diputados de la Nación (con motivo de la exploración de Shell y Esso) estudió que probabilidades existían de hallar petróleo en la región de Malvinas. Las conclusiones fueron las mismas que se manejan hoy en día, sintetizandose: el riesgo de estudiar zonas inexploradas y profundas; la lejanía de tierra firme acrecentando los costos de una exploración totalmente offshore; en caso de hallazgo, su poca rentabilidad comercial.
Para que exista un negocio más o menos aceptable, las empresas británicas de petróleo deberían hallar al menos 6 mil millones de barriles recuperables. Hasta ahora la suma de unos 200 millones (aprox.) no representa negocio alguno. ¿Entonces por qué tanto gasto y tanta prensa a supuestos “buenos” resultados?
La maniobra usurpadora
Para comprender mejor cuales son los movimientos ingleses entorno al tema petróleo de Malvinas, es preciso dividir su rango de acción y objetivos en cuatro esferas. Pues son cuatro objetivos distintos los que busca obtener Gran Bretaña a raíz de esta nueva afrenta. La primera y principal, es la expansión territorial con el fin de obtener recursos y controlar territorio. El segundo objetivo es obtener provecho económico de la expansión para solventar sus gastos. El tercer motivo es lograr que Argentina y el mundo reconozcan ese nuevo territorio como propio y cuarto, la reacción de la nueva usurpación en la sociedad argentina.
1.- La esfera territorial
Como reflejé al principio de este informe, desde 1986 el Imperio británico pasó a controlar un territorio 20 veces mayor que el de las Malvinas, territorio marítimo que nunca fue objeto de disputa y siempre perteneció a la Argentina. Las acciones inadecuadas de la Cancillería Argentina del gobierno de Alfonsín afianzaron la usurpación británica, que comenzó a obtener recursos pesqueros de la región. ¿Por qué acciones inadecuadas? Pues Cancillería solamente atinó a enviar cartas de protesta y reclamar de forma informal en la ONU (no lo expuso ante el Consejo de Seguridad) y en los organismos latinoamericanos. Careció de acciones concretas para evitar la usurpación (vía sanciones económicas, intimidación militar, etc).
Mapa distribuido por el Parlamento europeo, que fija como proyecto colocar una base militar en Malvinas para tener un poder de acción hacia norte (petróleo), sur (Antártida) y este (pesca) de las Islas con el fin de proteger los recursos naturales que de allí se extraigan.
Ahora 2010, encuentra a ambas naciones, en pleno conflicto territorial por el dominio de 150 millas extra a las 200 territoriales. Inglaterra presentó sus ampliaciones para la zona de Malvinas, a lo igual que Argentina, y es la Convención sobre el Derecho del Mar quien estudia las presentaciones. En ese margen y sumado a la entrada en vigencia del Tratado de Lisboa (donde la Unión Europea reconoce los territorios británicos), Gran Bretaña pretende afianzar su expansión sin que exista impedimento alguno por parte de Argentina.
A raíz de ello utiliza la exploración petrolera para probar a la opinión pública y estudiar la reacción del gobierno nacional. Pero además consolida su usurpación, protegiendo a las Islas Malvinas, como gran portaaviones natural del Atlántico Sur.
Las Malvinas son un paso previo a la Antártida, es la llave británica para exigir derechos en el continente blanco. Las Malvinas son geoestratégicamente importante debido a su situación particular. A solo quinientos kilómetros del Estrecho de Magallanes y del Pasaje de Drake, que dan a sus propietarios un control total sobre la parte inferior del Atlántico Sur. Junto con el Canal de Panamá, estos dos “puntos de control estratégicos son los únicos vínculos directos entre los océanos Atlántico y Pacífico. Sumada a las Georgias y Sandwich del Sur son más de un millón de kilómetros cuadrados.
Mapa que se reparte en las Islas Malvinas, donde la circunferencia se expande más allá de las 200 millas, incluyendo las costas de la Argentina continental.
Es preciso que la usurpación territorial británica se transforme en una legítima ocupación lo antes posible. Para que dentro de unos 10 años, ya no se discuta si quiera la soberanía de las Islas ni de las aguas circundantes. Ese es el deseo británico y la “exploración petrolera” es un arma más para llegar a ese objetivo.
Sin dudas, las Islas Malvinas al aprobarse el Tratado de Lisboa se han convertido en el bastión colonial más preciado de la Unión Europea, que les permitirá tener motivos para adueñarse no solamente del Atlántico Sur argentino, sino también de la Antártida. Todo bajo la mano del imperio británico.
Palabras del Lic James Rogers para European Geostrategy, para entrar en noción que el informe aquí redactado no es una conclusión loca de un periodista argentino, sino que es una realidad que comentan en toda Europa:
“Dado que algunas partes del continente antártico podrían llegar a ser descubiertas o hacerse más habitables con el inicio y la aceleración del cambio climático – lo que revela una enorme riqueza mineral potencialmente – La posesión británica de las Islas Malvinas hace que cualquier futura reclamación territorial europea sobre partes del Hemisferio Sur sea más probable y legítima. Del mismo modo, las islas son en realidad muy grandes (aproximadamente la mitad del tamaño de Bélgica), por lo que podría apoyar la infraestructura necesaria para mantener una relación con cualquier potencial de instalaciones europeas de extracción de recursos en la Antártida.”
Entonces ya conocemos la importancia de afianzar el territorio de Malvinas como británico, y que la exploración petrolera es una herramienta para ese fin. ¿Pero entonces… hay o no petróleo?
2.- La esfera económica
Aquí Inglaterra dependerá de la naturaleza para hallar una cantidad suficiente de recursos. Por el momento utiliza los medios de prensa para aparentar que el negocio, es rentable. Desire Petroleum y Falkland Oil and Gas son socias de un mismo dueño, Samuel Moody, que a su vez es respaldado por el gobierno británico. Los medios de comunicación británicos publican y exageran; y los periódicos argentinos retransmiten el mensaje. Pero en Europa y EE.UU. las novedades entorno al tema petrolero de Malvinas son más distantes y cautas.
Pero ¿quién es Samuel Moody? Un agente de bolsa retirado a los cuarenta años a quien, al parecer, un encuentro fortuito con Richard Visick, en 2006, le inspiró la idea de dedicarse al negocio petrolero. Y ¿quién es Visick? El dueño de un islote y un centro de vacaciones en la Isla Soledad.
Sin antecedentes en la materia, ambos tropezaron (otra casualidad) con el sitio de Internet manejado por el gobierno ilegítimo de Malvinas. Y allí se les permitió publicar (tercera coincidencia) un informe de la Royal Dutch/Shell sobre cateos efectuados en 1998. Moody y su socio sostienen hoy que ese gigante había “perforado en lugares erróneos”.
La cotización bursátil de Rockhopper (“saltarrocas”) pasó de US$ 96 a 937 (+876%) en solo tres meses. Semejante margen ya es sospechoso. Pero en Londres y otras plazas no faltan operadores a cuyo juicio esto forma parte de una “ofensiva psicológica” del propio gobierno británico para distraer al público y alejarlo del desastre protagonizado por BP en el golfo de México. A su vez Desire Petroleum (desire = deseo), es otra de las empresas creadas hace pocos años, que no poseen otro aval más que el del propio gobierno de Gran Bretaña.
Ubicación (color rojo) de los pozos petroleros a ser explorados por Gran Bretaña.
Según empresarios de EE.UU., Holanda y Hong Kong, expertos en la materia, la exploración petrolera encierra algo más que la búsqueda de petróleo, pues no conciben que dos hombres inexpertos sean apoyados por el gobierno británico para semejante empresa. Y en una zona que ya había sido explorada por un gigante como Shell en los años 90. Claro, no pueden responderse qué busca Inglaterra, pues, son economistas, y no conocen el entramado de la problemática Malvinas.
La expansión territorial por sobre las ganancias económicas. Pero además, existe otro objetivo: que el gobierno argentino renuncie tácitamente al reclamo por la soberanía.
3.- La esfera política
En 1982 Inglaterra ganó el conflicto por la vía militar, pero no logró ningún reconocimiento del gobierno argentino de su soberanía. Era la primera vez que obtenía una victoria pero ningún reconocimiento del enemigo que diera garantías. Es por eso que en 1989 recién logró que Argentina cediera y reconociera ciertos derechos mediante los Acuerdos de Madrid de Ménem-Cavallo. Pero en los papeles, ningún gobierno argentino renunció a reclamar expresamente la soberanía de las Islas.
Es sabido que en las Islas no hay petróleo, y todos los hallazgos se han realizado en el mar, usurpado no en 1833, sino hace tan solo 23 años. El gobierno argentino debería de concientizar a la ciudadanía de la magnitud de esta nueva arremetida británica. No se trata de una disputa por la soberanía por Malvinas, sino ya sobre nuestro propio mar, territorio que nos pertenecía sin disputa alguna hasta que en 1986 el Imperio británico decidió avanzar sobre las aguas.
Aunque el reclamo de los sucesivos gobiernos es débil, éste no cesa y es un problema para los intereses británicos. Por ello los ingleses utilizan esa fragilidad en los reclamos, para que a medida que éstos sean más débiles, se vayan convirtiendo en “inútiles” con el paso del tiempo. En los hechos, Inglaterra es la que usurpa el territorio y ejerce soberanía, sin contraposiciones argentinas, si quiera cuando suceden hechos graves como el de la exploración petrolera o como sucedió en 1986 con la usurpación de territorio marítimo. La carencia de protestas y acciones adecuadas ante los hechos ingleses, hace inútil el reclamo argentino. Es así como los ingleses no obtienen una renuncia expresa de Argentina, pero si una falta de acción adecuada, que tácitamente, permite afianzar la usurpación británica en el Atlántico Sur.
Puntos débiles. Cancillería Argentina no utiliza todos los medios que tiene a su alcance para defender la soberanía de su territorio. La exploración petrolera británica del Mar Argentino fue contrarrestada con notas de protesta y palabras en la ONU y en algún que otro organismo internacional. Pero son solo palabras o documentos que deben estar acompañados de hechos en la práctica. El apoyo de los organismos latinoamericanos fue muy bueno, pero si no son acompañados de acciones, no sirven. ¿Qué dijeron en Malvinas del apoyo de dichos organismos? “estas tonterías son más de lo mismo. Hemos tenido este tipo de tonterías de parte de ellos por tantos años que esto parece más de lo mismo. Casi que lo esperábamos” (Jan Cheek, miembro del Consejo de Malvinas). Pues como expresé en el párrafo anterior, los reclamos que no estén acompañados de hechos, lleva a que sean frágiles y se conviertan en inútiles.
No hay presión “al bolsillo” de la economía británica. Hoy existen infinidad de empresas británicas que operan en el país, una larga lista que sorprendería a más de uno. Sin embargo, no se intenta imponerles algún impuesto o tomar alguna medida que exponga la problemática en la vida cotidiana de los argentinos.
La depredación pesquera que realizan las empresas con licencias en las Islas, tampoco es repelido ni está presente en la agenda de Cancillería.
Los buques de guerra (ver Submarinos británicos patrullan nuestro Mar Argentino) y aeronaves de la Royal Navy se pasean por las aguas y los cielos de Argentina, y no hay respuesta idónea del gobierno nacional, pues las Fuerzas Armadas no poseen capacidad técnica. Los submarinos de propulsión nuclear invaden una y otra vez el territorio argentino, sin que nadie lo refleje en los medios de comunicación. Argentina posee la tercera parte de su territorio ocupada por una potencia militar y no tiene ninguna hipótesis de conflicto.
Los funcionarios de Cancillería conocen todos estos hechos y no actúan, más bien son cómplices de la maniobra británica. El propio Vicecanciller expresó: “tenemos que acostumbrarnos a pensar en el largo plazo” (Victorio Taccetti), refiriéndose a la cuestión por el petróleo. Sabemos que el largo plazo implica un nuevo gobierno, nuevas pautas, y Malvinas nunca estuvo en la agenda de ningún partido político. El gobierno con sus declaraciones y acciones demuestra una vez más que no se compromete seriamente por la soberanía de Malvinas. Inglaterra no habló de plazos largos, se limitó a actuar y traer la plataforma petrolera al Mar Argentino. Y no hubo ninguna respuesta en los hechos por el lado de Argentina.
Existen medidas que el gobierno podría tomar (expuestas aquí brevemente) en el muy corto plazo y provocar que Gran Bretaña se siente a negociar. Sería una medida acorde a la nueva invasión que sufre Argentina, ya no en Malvinas, ahora es el turno del Mar Argentino.
El vicecanciller Victorio Taccetti reiteró que el primer objetivo del gobierno argentino “es sentarse a la mesa con Inglaterra a negociar” el tema de la soberanía de las islas Malvinas. ¿Cómo se logrará ese objetivo?
Nuestro pequeño análisis da la respuesta, pero si ni si quiera el gobierno argentino quiere defender sus derechos, ¿no sería la sociedad quien deba peticionar? Y para evitar eso, Inglaterra también posee un cuarto objetivo final.
4.- La esfera social
Desde 1833, donde Inglaterra usurpa las Islas Malvinas, tanto el gobierno argentino como la naciente nación (el pueblo) repudiaron sin pausa la actitud imperialista. Sumado el reclamo de Malvinas al nefasto pasado de los ingleses en Buenos Aires (las invasiones de 1806 y 1807) y Obligado (1845), donde fueron repelidos. Y es así como desde el pueblo nació el coraje de defenderse de lo que era propio, ante el arrogante “león inglés”, el sentimiento era el mismo “de arriba no se la llevarán”.
Y ese sentir prosiguió un siglo y medio más tarde, donde todo un pueblo estuvo listo para la batalla de 1982. Los hombres que pelearon fueron protagonistas de otra proeza criolla, pelear hasta dar la vida, sin importar que el enemigo era tecnológicamente superior. Esa convicción, esas ganas no fueron casualidad. La Nación mediante la educación forjó el sentimiento y los valores de Patria a cada niño, joven y hombre que habitara el suelo argentino.
Precisamente desde que finalizó el conflicto bélico de 1982, la mente es otra. La educación y los hombres que están a cargo de “los destinos de la Patria”, ya no están a la altura de las circunstancias, y no conocen o pretenden no conocer la realidad de los hechos. Sumado a los inconvenientes internos de la sociedad argentina, Inglaterra aprovecha la oportunidad de instaurar mediante supuestos personajes “expertos y académicos”, una historia tergiversada. Contando sucesos apócrifos relativos a las Malvinas y poner en medio los supuestos derechos de los isleños por sobre el de soberanía.
La educación en argentina es cada día más pobre y abstracta. Ello lleva a que muchos jóvenes argentinos pierdan interés en temas que hacen a su propio futuro, o bien conozcan una historia manipulada, fuera de la realidad.
Para contrarrestar el avance de los intereses británicos sobre la educación y sociedad argentina en general, son los propios ciudadanos quienes debemos sentirnos responsables y actuar en consecuencia. Y más allá de toda acción que tenga por fin concientizar a los argentinos de la verdadera y real historia respecto a Malvinas, es nuestra propia Constitución Nacional quien nos llama a ello, y que además, protege los intereses de los propios isleños:
Disposiciones transitorias
Primera: La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.
Conclusión
Sin dudas hay un claro negocio de obtener petróleo y gas del Mar Argentino. Pero existe algo más. Detrás del supuesto negocio, Gran Bretaña conoce bien que esas aguas jamás fueron parte de la disputa por Malvinas hasta que de forma unilateral avanzó 200 millas. Una acción en búsqueda de petróleo, es otro gran paso para que en la práctica, Gran Bretaña sea el dueño de esa porción de territorio.
Detrás del negocio existe una jugada política para observar como se desenvuelve Argentina ante los hechos que ponen en jaque su soberanía territorial. Probar, evaluar. Si la reacción de Cancillería no es severa, pues entonces seguirán e irán por más recursos y territorio. También probar la reacción popular ante tamaño saqueo en frente de sus narices. Si todo se desenvuelve de forma aceptable, ya no las Malvinas, sino que medio Mar Argentino se afianzará en las manos de Inglaterra y con ella a manos de los países de la Unión Europea.
Aquí la invasión ya no se realiza con armas, bombas y buques de guerra, sino con plataformas petroleras y buques pesqueros, que al extraer los recursos naturales, ejercen soberanía sobre el Atlántico Sur argentino. Empresas británicas con sus banderas, que extraen las riquezas de las aguas.
Los ingleses no se conformaron con usurpar Malvinas, sino que avanzaron luego sobre las Georgias y Sandwich para más tarde avanzar 200 millas. Y allí no termina todo, el objetivo de Inglaterra es adueñarse del sector antártico reclamado por la Argentina y demás aguas del Atlántico Sur.