31 octubre 2024
aire

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Serán de frecuencia semanal, vuelos directos hacia cuatro países de América del Sur, dos de ellos con escala en territorio continental…

Argentina y Reino Unido acordaron que aerolíneas de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay podrán operar un vuelo semanal hacia las Islas Malvinas.
Los dos países “han realizado gestiones conjuntas ante los Gobiernos de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay a fin de invitar a compañías aéreas de dichos países a operar un vuelo semanal hacia las Islas Malvinas”, informó la cancillería argentina.
Buenos Aires y Londres dejaron de lado sus diferencias con respecto a la soberanía del archipiélago y propusieron que cada semana parta un vuelo de alguno de estos países.

Al menos dos veces al mes, esos vuelos deberán realizar una escala “en territorio continental argentino en un aeropuerto de relevancia”, algo que tendrá que ser consensuado con las autoridades aeronáuticas argentinas.

Hasta ahora, se realizan dos vuelos mensuales entre Malvinas y Punta Arenas (Chile), en donde uno de esos vuelos realiza escala en Río Gallegos.

En una declaración conjunta firmada el 13 de septiembre de 2016 en Buenos Aires, la entonces ministra de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra, y el vicecanciller británico Alan Duncan se manifestaron abiertos a la posibilidad de establecer vuelos directos entre Malvinas y terceros países con escala en Argentina.

La apertura de rutas aéreas beneficia directamente a la economía de los isleños, que logrará independizarse aún más de Argentina (no dependiendo de esos vuelos mensuales hacia Punta Arenas). Una vez más, Argentina no se lleva nada positivo en las negociaciones bilaterales con los británicos. El único favorec ido será el bolsillo kelper y las arcas de la decadente Corona imperial.

Se elimina una nueva herramienta de negociación por la soberanía de las Islas, tema que ni siquiera es tenido en cuenta, al reaparecer el “paraguas” de soberanía de los Acuerdos de Madrid durante la presidencia de Ménem, plasmados otra vez en la declaración conjunta de 2016.

A lo igual que el gobierno anterior, el actual sigue negociando con los británicos, pero la soberanía pasa a un segundo plano.