3 diciembre 2024
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Una nación en la que su actual reina es una argentina, como es el caso de Máxima Zorreguieta, quedó involucrada por primera vez como socia en las sombras del Reino Unido contra la Argentina durante la Guerra de Malvinas al revelarse el contenido de una serie de documentos inconexos que, unidos, dieron cuenta de la situación. 

Es que espías holandeses que operan como parte de una alianza de espionaje en Europa similar a la Five Eyes (que reúne los servicios secretos de Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y EEUU) ayudaron a GCHQ (Government Communications Headquarters, del Reino Unido) a desencriptar los códigos argentinos durante la Guerra de las Malvinas. 

El informe no surgió de algún diario tradicional, sino como parte de un paper rescatado por un medio dedicado a datos de internet ultraespecializado, como es The Register, de Londres.

La sede del GCHQ, centro de espionaje británico.

Ese medio se basó en fuentes alemanas que informaron a principios de este año que la compañía suiza de máquinas de cifrado Crypto AG era propiedad de la CIA y su contraparte alemana el BND trabajó durante la mayor parte de la Guerra Fría. De allí partió el dato sobre Malvinas. 

Según cuenta el periodista Gareth Corfield, el profesor Bart Jacobs de la Universidad de Radboud Nijmegen en los Países Bajos, en un artículo de fondo titulado Maximator: Cooperación de inteligencia de señales europeas, desde una perspectiva holandesa, arroja una luz sobre la seguridad de la Guerra Fría y SIGINT desde una perspectiva ignorada, al menos en “la Anglósfera”.

Según lo relatado por Jacobs, Maximator se fundó en 1976 y reunió a Dinamarca, Francia, Alemania, Suecia y los Países Bajos como una versión del noroeste de Europa de los Cinco Ojos de la Anglósfera. Este último comprende Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, lo que Sir Winston Churchill llamó las naciones de habla inglesa.

Los países que se aliaron para espiar en Maximator.

Maximator, GCHQ y la Guerra de las Malvinas

The Register informó, basados en aquella data, que “la agencia holandesa de espionaje TIVC fue una de las partes clave de la alianza Maximator, desempeñando un papel muy importante para ayudar a Gran Bretaña durante la Guerra de las Malvinas de 1982.

Dice el informe que “entre los medios británicos para derrotar a los argentinos estaba la buena inteligencia de señales anticuadas, o SIGINT: en lenguaje corriente, romper la criptografía en las comunicaciones del ejército argentino para que sus planes e intenciones pudieran leerse. Tal trabajo está en el ADN de GCHQ, que surgió del Código de Gobierno y la Escuela de Cifrado en la Segunda Guerra Mundial”.

“Sin embargo -agrega The Register– GCHQ no tenía una visión completa de las máquinas de cifrado que usaban los argentinos. En ese momento, esos fueron suministrados por Crypto AG. Desafortunadamente para los sudamericanos, los modelos que tenían (HC550 y HC570) incluían algoritmos ‘manipulados’, socavados deliberadamente ‘por el BND y la CIA, a través de su propiedad de Crypto AG'”, informó.

Una fuente holandesa directamente involucrada afirma que en ese momento un especialista de TIVC viajó a GCHQ y explicó cómo funcionaban los dispositivos HC500 Crypto AG para comunicaciones navales y diplomáticas argentinas. La resolución posterior del descifrado se le dejó a GCHQ”, escribió el profesor Jacobs, quien citó a varios exempleados de Maximator mientras escribía su artículo.

La publicación agrega que “Argentina descubrió que sus comunicaciones estaban siendo escuchadas, lo que el profesor Jacobs atribuyó a una declaración en la Cámara de los Comunes del entonces diputado laborista Ted Rowlands, que todavía se encuentra en la Cámara de los Lores como el Barón Rowlands hasta el día de hoy. Mientras criticaba a la primera ministra conservadora Margaret Thatcher el 3 de abril de 1982, Rowlands le dijo a la Cámara:

Anoche, el Secretario de Estado de Defensa preguntó “¿Cómo podemos leer la mente del enemigo?” Haré una revelación. Además de tratar de leer la mente del enemigo, hemos estado leyendo sus telegramas durante muchos años. Estoy seguro de que muchas fuentes están disponibles para el Gobierno, y no entiendo cómo no pudieron anticipar algunos de los peligros que repentinamente surgieron en el horizonte.

Captura del debate parlamentario con Tatcher en el Parlamento Británico. Clic en la imagen para acceder al texto completo.

En ese momento, ningún parlamentario parecía darse cuenta de la importancia de la “divulgación” de Rowlands, como lo muestra el registro de Hansard. El historiador Hugh Bicheno, en su libro de 2006 Razor’s Edge: The Noof History of the Falklands War,  dejó en evidencia a Rowlands, al escribir que “esto era el equivalente de anunciar públicamente, durante la Segunda Guerra Mundial, que los Aliados habían roto el sistema Enigma utilizado por el nazis”.

Sin embargo, el profesor Jacobs, en su relato sobre la alianza Maximator, especuló que los argentinos pudieron saber del tema por los dichos de un piloto británico capturado, que fue derribado mientras transportaba “información que solo podría haberse obtenido a través de comunicaciones comprometidas”.

Una lista de aviones británicos perdidos durante la Guerra de las Malvinas revela un pequeño número de posibles candidatos. Aunque el único piloto hecho prisionero por los argentinos, el entonces teniente de vuelo Jeffrey Glover, dijo en 2007 que no fue interrogado después de ser sacado del  Atlántico Sur cuando fue derribado en mayo de 1982 durante una misión de reconocimiento. The Register, citando al paper, sostuvo que “es posible que otros los aviones británicos derribados por tierra puedan haber contenido mapas u otros documentos que las fuerzas argentinas podrían haber recuperado”.

Fuente: Memo.com.ar