21 noviembre 2024
niñopornacer

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El Día del Niño por Nacer se celebra todos los años el 25 de marzo. Se trata de un día en el que se conmemora y recuerda los nueves meses de vida antes de dar a luz dentro de la madre y esa vida tiene los derechos que cualquier ser vivo tiene.

La fecha de 25 de marzo fue elegida, ya que en la religión católica entre el 25 de marzo y el 25 de diciembre ocurren los nueves meses para el nacimiento del Niño Jesús y tiene lugar la Anunciación a la Virgen María.

El principal objetivo del Día del Niño por Nacer se encuentra en la protección de los niños de todo el mundo que todavía no han nacido. Se pretende promover una cultura de vida y de salud para todas las personas del mundo, además de intentar reducir los índices de mortalidad infantil y materna.

Hoy en día existen muchos países que se han unido y se siguen uniendo en la iniciativa y celebración de este día:

El Salvador: primer país en el que se decretó esta celebración en el año 1993, bajo el nombre de “Día del Derecho a Nacer”.
Argentina: el 7 de diciembre de 1998, Argentina declaró la celebración del “Día del Niño por Nacer” el 25 de marzo.
Chile: se unió a esta iniciativa el 18 de febrero de 1999.
Guatemala: se adhirió el 29 de mayo de 1999.
Costa Rica: se unió en el año 1999 a esta celebración.
Nicaragua: en el año 2000 comenzó a celebrar este día.
República Dominicana: en el año 2001 se unió a esta iniciativa.
Perú: se sumó a esta iniciativa en el año 2002.
México: se celebra el “Día de la Vida concebida en el seno materno”.
Brasil: se celebra el “Día del Niño No Nacido” o “Día del Niño que ha de Nacer”.
Austria: se celebra el “Día del Niño No Nacido”.
Eslovaquia: se conmemora el “Día del Niño Concebido”.

Los bebés no nacidos y el destino de su alma. La necesidad de orar por ellas

En este día recordamos con más énfasis en la República Argentina desde que se aprobó la injusta y demoníaca ley del aborto a fin de 2020, a todos esos niños que son abortados del vientre materno. Aquellos niños que son asesinados impunemente y se les quita su derecho.
Pero también es un día para recordar a todos aquellos bebés que en forma natural, mueren antes de nacer o aún aquellos que naciendo, fallecen antes de ser bautizados.

¿Qué pasa con el alma de estos bebés? Debemos diferenciar entre aquellos que son asesinados, irrumpiendo con el plan Divino; y de aquellos bebés que en forma natural y espontánea dejan este mundo, por designio de la Divina Providencia.

Un alma sin Dios, como lo es el alma de un niño muerto sin bautismo (es creatura de Dios, pero no templo ni hijo de Dios), está en tinieblas, sin luz y sin belleza, mientras que el alma de un niño bautizado es más bella que todas las bellezas humanas.

En ninguno de los dos casos, la culpa es del alma por nacer. Sin embargo, en el primer caso, el hecho de que no puedan ser bautizados (porque no era ese el deseo de sus progenitores) hace que aquellas almas asesinadas se vean vedadas de alcanzar a Dios. Se les impide nacer. Sus padres al abortarlos les niegan la posibilidad de llegar a Dios. Quizás si llegaran a arrepentirse de su grave pecado, puedan lograr revertir este mal, implorando misericordia divina para que la pequeña alma, sea salvada. Así lo veremos más adelante con algunos ejemplos que puedan ayudarnos a reflexionar.

La beata alemana Ana Catalina Emmerick (1774-1824), de la Orden de San Agustín, en sus escritos “Visiones y Revelaciones”, cuenta la historia real de una mujer que había matado al hombre que la había violado y también había matado al niño que había sido concebido. Dice así: “Al poco tiempo murió arrepentida también esta mujer, pero deberá pasar en expiación todos los años que la Providencia divina tenía destinados de vida a su hijo hasta que el niño, con el transcurrir del tiempo, haya alcanzado el momento de gozar de la luz eterna (tomo 3 del 31-12-1820).

Los bebés abortados, mueren sin estar bautizados y por ende no tienen conocimiento de la posibilidad de ver a Dios. Pero podrían ir al cielo, si se ora por ellos, se ofrecen misas en su nombre y se les da bautismo de deseo. El rol de los padres es muy grande, pues son quienes cometieron el crimen. Su arrepentimiento, conversión y pedido de misericordia ayudarán a su pequeño mucho más que cualquier cristiano que ore por la salvación de las almas no nacidas.

Oración por la salvación de los niños abortados
Señor Jesús, por medio de tu Madre bendita, te ofrezco todos mis pensamientos, palabras y obras de este día por todas las intenciones de tu Sagrado Corazón.
Especialmente, te ofrezco todos los actos de fe y de amor para obtener de tu Sagrado Corazón la gracia del bautismo para todos los niños inocentes, que serán asesinados hoy por el aborto.
Y, dado que sus propios padres y madres rechazarán su vida con violencia y rehúsan ser garantes de la fe de estos niños, te pido que me aceptes como padre y madre espiritual de estos niños.
Acéptame como garante del deseo de estos niños de estar contigo por siempre para que, habiendo sido asesinados cruelmente, ellos puedan ser admitidos a tu presencia como mártires inocentes y sean salvados por tu amor. Amén.

Con respecto a aquellos bebés que fallecen en el vientre materno o al poco de nacer, la Iglesia considera que si el deseo de sus padres era bautizarlo y educarlo en la religión católica, dicha alma logrará llegar a Dios. De hecho, muchos padres realizan el bautismo de deseo, dándoles un nombre y rezando especialmente por la salvación de su alma.

El aborto espontáneo de un hijo esperado deja una herida profunda. Tantos sueños que de repente desembocan en un aparente vacío. El perder un hijo sin nacer deja el interrogante de cómo habría sido… qué aspectos habría tenido… cuáles habrían sido sus características.

La Iglesia enseña que al momento de la concepción se concibe una persona con alma y cuerpo, por desarrollarse todavía ciertamente, pero es una persona. Y los niños que mueren sin haber nacido no han tenido pecado alguno. Ellos ciertamente se salvan si sus padres u otros cristianos rezan por él, lo bautizan (bautismo de deseo) y le dan un nombre.

Jesús dice en el evangelio de San Juan a Nicodemo: “El que no nace del agua y del espíritu no puede entrar en el reino de Dios”. La expresión “reino de Dios” se refiere a la Iglesia. Y entonces el sentido es inmediatamente patente porque nadie se hace miembro de la Iglesia si no es por el bautismo (por lo menos en intención).

El hijo que la voluntad de Dios ha llamado a su presencia, está gozando de la felicidad eterna. ¿Cómo no estará agradecido a sus padres por haberle posibilitado esta felicidad “que ni ojo vio, ni oído oyó y que Dios ha preparado a los que lo aman”?. Esto significa también que sus padres pueden comunicarse con este hijo como uno se comunica con su santo patrono o con su ángel de la guarda. Sí, pueden pedirle su intercesión ante Dios y su cuidado para ellos. Este hijo vive en la felicidad esperando a sus padres.

El hijo cuya vida física ha sido truncada en el seno de la madre, vive en la presencia de Dios. Y sus padres pueden estar seguros que tienen ante el Padre celestial alguien que intercede por ellos. Y no es para menos. Aunque no haya podido vivir la vida como solemos los hombres, este hijo ha recibido el don más grande que los padres le pueden dar.

Ahora bien, como ocurre a veces cuando pensamos en nuestros queridos difuntos, entonces con frecuencia sentimos un pesar, el remordimiento de no haberlos amado como se lo merecían, de no haber tenido siempre la paciencia necesaria con ellos.

Algo similar puede suceder cuando se trata de un aborto espontáneo. Los padres podrían pensar: Hubiéramos podido hacer esto o aquello para que no haya sucedido… Hubiéramos podido evitar esto… aquello y lo de más allá y quizás no habría sucedido. Siempre actuamos de buena fe, ¿verdad? Hacemos lo que normalmente nos toca hacer. Por eso, torturarse con lo que posiblemente hubiéramos podido hacer o evitar, es frecuentemente fruto del dolor mismo. No debe uno torturarse, solamente aceptar el hecho. Nada sucede sin que el Padre de los Cielos lo permita para bien de sus hijos.

Aquellos padres que han pasado por tal acontecimiento, bien podrían conversar con su hijo que está en el cielo, pedirle que los cuide, que interceda por ustedes. Poco a poco el Señor los consolará porque dentro de unos cuantos años toda la familia se reunirá en la gloria de Dios.

Oración por los abortos espontáneos
Señor Dios, confiamos a tu amor a este pequeñito, que ha dado alegría a sus padres por poco tiempo. Llévalo a la vida eterna.
Señor, tú has formado a este niño en el vientre materno. Tú lo has conocido por su nombre desde el principio del tiempo. Nosotros ahora deseamos ponerle el nombre de N., un nombre que guardaremos como un tesoro en nuestro corazón para siempre.
Oramos por estos padres, que están tristes por la pérdida de su hijo. Dales valor para soportar su pena y su dolor. Y que un día puedan encontrarse con su hijo en la alegría y en la paz de tu Reino. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.