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Entre las bellas advocaciones con que la piedad cristiana ha ido engalanando a la persona de Nuestro Señor, hay una que suena como arrullo a los oídos de los afligidos: El Señor de la Buena Esperanza.
Lleva un cetro de caña y sus atavíos son las ataduras del prisionero. Prisionero del odio de sus enemigos para libertar al mundo del odio y enseñarle el amor. Y sin embargo ese día eran escenas de odio lasque se desarrollaban en torno del Señor del la Buena Esperanza; el atrevido ladrón que había osado arrebatar una de las sandalias de oro macizo con que el pueblo quiteño había calzado los pies descalzos del Salvador, era digno de muerte y rugía a su alrededor la furia de la multitud.
ORACIÓN PARA ANTES DE CUALQUIER ASUNTO IMPORTANTE
Jesús de la Buena Esperanza, Dios sapientísimo, árbitro supremo de todas las cosas y conocedor de todos los acontecimientos del hombre; un asunto importante vengo a colocar a vuestros pies, para que lo bendigáis y santifiquéis, con el deseo, Señor, de agradaros y os pido que, si ha de ser para vuestra mayor gloria y bien mío, derraméis sobre el abundantes gracias y si no, dadme luz para conocer vuestra santa voluntad, pues no quiero ofenderos, pero si hacer en todo lo que Vos queráis. Sois, buen Jesús, mi esperanza, sed mi sostén y mi guía. Amén.
Al considerar, oh Dios y Señor mío, vuestra grandeza infinita y vuestras infinitas perfecciones y la inexplicable ceguedad con que os he ofendido, me duele y arrepiento hasta lo más infinito del alma y humildemente os pido perdón.
Si de una parte mirase solo los inmensos beneficios de que me habéis colmado y me colmas a cada instante y de otro, mi loca y grande ingratitud, no podría sino temblar ante vuestra augusta Majestad; pero mi Dios, al arrodillarme en vuestra presencia, os ofrezco en satisfacción de mis pecados los méritos infinitos de Jesús vuestro Hijo. Por mi padeció, por mi fue crucificado y derramó hasta la última gota de su preciosísima sangre; es mi Redentor y mi Padre y Vos habéis aceptado su mediación y mi rescate.
Amabilísimo Jesús, que por mi amor os dignasteis vivir en la tierra 33 años, a fin de dejarme en toda circunstancia divinos ejemplos; concluir vuestra obra y fortalecedme para que sepa aprovechar esas preciosísimas lecciones. Que tenga siempre a la vista vuestras obras como altísimos ejemplos que debo empeñarme en imitar en todas mis actuaciones; que la mediación constante en vuestra vida sea la reforma y la satisfacción de la mía. Así tendré la dicha de haberos servido en la tierra y de ir a daros gracias en la eternidad. Amén.
SUPLICA AL SEÑOR DE LA BUENA ESPERANZA
Oración final para todos los días
DIA SEGUNDO
Humildísimo Jesús, que al venir al mundo, despreciando cuanto los hombres ambicionan, quisisteis nacer en un pobre y abandonado pesebre; dad luz a mi alma para que descubras las sublimes enseñanzas de la gruta de Belén. Para que aprenda a buscar la grandeza y la felicidad, no en lo que el mundo llama grande, ni en los deleites y placeres, sino en Vos. Muéveme a ser humilde vuestra humildad inefable, a pisotear las riquezas, a amar la pobreza absoluta en que naciste y a buscar lejos del aplauso de los hombres las únicas alabanzas verdaderas, las, que, al anunciar vuestro nacimiento entonaron los ángeles cantando; “Gloria a Dios en las alturas” y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Amén.
DIA TERCERO
Jesús mío, divino modelo; dadme gracias para consideraros en vuestro retiro de Nazaret. Venias a convertir al mundo y pasasteis treinta años oculto, lejos de el. La sabiduría de los hombres hablan llamando locura lo que hacías con divina sabiduría. Me mostrabais que para nada debo guardarme por el respeto humano, que debo pisotearlo y para mis acciones, inspirarme solo en vuestras divinas enseñanzas. Que me separe por Vos, o Jesús mió, del mundo, de sus pompas y vanidades y de sus perniciosas doctrinas. Que consiga formar en el fondo de mi corazón, escondido retrato, dulce soledad, en donde solo Vos seáis escuchados, obedecido y tiernamente armado. Amén.
DIA CUARTO
Quisiera hoy Jesús mío, consideraros n el desierto, preparándoos para la vida pública con cuarenta días de soledad y de ayuno. Me enseñáis con vuestro ejemplo que la mortificación de los sentidos y la penitencia, ayudada de la gracia.
DIA QUINTO
Ay, cuándo tengo que mirar y agradecer, Jesús Dios mío, en los treinta y tres años de vuestra vida pública. En las dudas, en las aflicciones y angustias, con echar en ella una mirada, encuentro luz divina, inefable consuelo y guía segura. Así como entonces pasasteis por doquiera haciendo el bien y nunca quedo desconsolado quien a Vos acudió, así ahora prodigáis vuestros beneficios sobre cuantos, mediante vuestra vida, se empeñan en no ser ingratos. Contadme, Señor, en ese número; desde lo intimo de mi alma os agradezco vuestro amor infinito y os pido fuerzas para corresponderos con generosidad. Amen.
DIA SEXTO
Cuando os considero, oh dulce Jesús, en la tremenda oración del Huerto, cuando pienso que vuestra angustia llego al punto de que copioso sudor de vuestra preciosísima sangre bañase la tierra, desde ese instante sacrificado, no puede menos que estremecerse el recuerdo de mis culpas. Ellas fueron, señor, las que tan amargo hicieron el cáliz que por mi apurasteis. Pero, mi Dios, infinitamente mayor que la gravedad de mis pecados, es el merito de vuestra sangre divina. Por ella os pido perdón y misericordia; por ella os pido la gracia para cumplir hasta la muerte el propósito que hago de amaros con todo mi corazón. Amén.
DIA SEPTIMO
En esta venerada Imagen os veo, mi buen Jesús, revestido de las insignias de la pasión, sacrosanta. Al cuello lleváis la soga con que miles de sayones os ataron y arrastraron cruelísimos;
DIA OCTAVO
Vencedor del infierno, cuyo poder destruiste con vuestra sangre preciosísima, vencedor del mundo cuyas falsas máximas y engañosas doctrinas confundisteis, vencedor de la muerte resucitasteis,, Jesús mío, por vuestra propia virtud. Estas tres victorias son el fundamento de mi vida y mi esperanza, pues la obtuvisteis para librarme del infierno, para que pueda dominar mis pasiones.
DIA NOVENO
Colocado a la diestra de Dios Padre, no dejéis nunca, Señor, de favorecer a los que en esta vida de prueba y de lucha corren en peligro de ser vencidos. Medianero entre Dios y los hombres, presentáis vuestras llagas, vuestra sangre, vuestro padecimiento, para alcanzar el perdón de los pecados. En verdad sois mi esperanza, pues a más de ser intercesor en el cielo, me preparáis como hijo, trono inmortal. En Vos confió; dadme gracia para vivir en la tierra de modo que logre ir a ocupar ese trono y a cantar por la eternidad vuestras alabanzas en el cielo. Amén.
Para hacerla 33 días, en honor a los 33 años de vida de nuestro Señor Jesucristo y obtener, por medio de ella, una gracia especial.
Oh Jesús mío Nazareno, brazo fuerte y protector mío. No me abandones en tal apurado trance. Padre mío, protege y ampara esta alma abatida y desesperada. No desoigas, Jesús mío, las suplicas de este corazón afligido y lleno de amor hacia Ti, que eres mi único Padre y Protector. Mis suplicas llenas de amor no pueden menos de llegar a Ti que eres brazo fuerte y poderoso que todo lo puedes. Jesús mío, Jesús de mi alma, Jesús sacrificado, espejo de luz. Ven a mí con tu Corona de espinas, con tu Costado abierto, con tu soga a Garganta y Cintura, Jesús mío, que tus ojos vean y tus oídos oigan lo que te pido (Tres veces).
Se rezan tres Credos y se hace la petición. Un Padrenuestro por las almas del Purgatorio.
PLEGARIA SIMPLE PARA OBTENER LA PAZ