24 noviembre 2024
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Este domingo por la mañana -y a exactamente un mes de que se trate en el Senado el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo- miles de  familias, grupos de jóvenes; gente mayor y también legisladores se reunieron en la ciudad de Luján para participar de la Misa por la Vida, convocada por la Conferencia Episcopal Argentina ante la posibilidad de que el Congreso legitime “la eliminación de un ser humano por otro ser humano” mediante el aborto.

La Ciudad de María, donde está la casa de la Patrona nacional, se vistió de color celeste para gritar fuerte “Vale Toda Vida”,con banderas argentinas, pañuelos celestes y carteles con las leyendas “Salvemos las dos vidas”, renovaron ante la Virgen de Luján el compromiso de cuidar la vida de punta a punta.

La Misa por la Vida comenzó dentro de la basílica, donde los obispos y el pueblo rezaron el Ángelus ante la imagen de Nuestra Señora de Luján.

Después un grupo de prelados sacó en andas la imagen mariana y la trasladó hasta el altar levantado en la plaza Belgrano, frente al templo, donde el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, celebró la Eucaristía.

Al iniciar la ceremonia, el prelado sanisidrense dio la bienvenida al nuevo nuncio, monseñor León Kalenga Badikebele, y la multitud respondió con aplausos.

Unos 52 obispos concelebraron la misa y los principales fueron el cardenal Mario Aurelio Poli (Buenos Aires), monseñor Agustín Radrizzani SDB (Mercedes-Luján), Jorge Eduardo Scheining (obispo auxiliar de Mercedes-Luján) y monseñor Pedro Laxague (Zárate-Campana y presidente de la Comisión Episcopal de Laicos y Familia).

La homilía de monseñor Ojea tuvo puntos fuertes, como cuando alertó sobre la posibilidad de que por primer a vez se dicte en la Argentina, y en tiempos de democracia, “una ley que legitime la eliminación de un ser humano por otro ser humano”.

La multitud recibió con aplausos la cita de la exhortación Gaudete et exsultate, en la que el papa Francisco sostiene que “la defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada porque allí está en juego la dignidad de la vida humana siempre sagrada y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo”. También cuando el presidente de la CEA recordó a los jóvenes que “el aborto no es un derecho sino un drama”.

Al finalizar la misa, los obispos recorrieron la plaza Belgrano llevando en andas la imagen de la Virgen de Luján y bendiciendo a la multitud de personas presente en la Ciudad de María.

Aporte Aica e Infobae