6 octubre 2024

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La ciudad de Villa Mercedes (San Luis) tiene desde el año pasado su propio Museo de Malvinas. Fue armado por los veteranos de guerra de esa ciudad. Y tendrá una particularidad muy especial: contará con una exhibición de vehículos, con réplicas construidas por los propios ex combatientes de las islas.

El primero de esos vehículos ya está casi terminado. Se trata de un Jeep IKA de 1958, restaurado y transformado en vehículo militar por el mecánico y ex combatiente Daniel Ponce.

“Pienso que es lo último que voy a hacer en cuanto a restauraciones. Es como un broche de oro”, le dijo el hombre de 58 años a El Diario mientras observaba el vehículo en el que lleva más de un año y medio de trabajo. El excombatiente logró unir su cruzada por mantener vivo el relato bélico con su otra pasión: los “fierros”.

“Mi papá tenía un taller de motos y luego trabajé en uno de chapa y pintura durante tres años, donde aprendí ese oficio. Siempre estuve ligado y me gustan las carreras de autos y de kartings, de todo. Me apasiona porque es un cable a tierra”, reveló.

Así, por el garaje de su casa del barrio 828 viviendas ya han pasado varias reliquias, como cuando puso a punto una camioneta Ford 59, una 80 y una Toyota Hilux 81. Pero para Ponce, su actual proyecto es el más especial de todos. “La idea es que esto quede para mis nietos, que lo preserven porque está vinculado a Malvinas y no es como cualquier otro auto. Cuando esté listo va a llamar mucho la atención y va a ser un orgullo manejarlo”, expresó entusiasmado.

Su misión es transformar un Jeep Ika modelo 58, que compró hace un tiempo, en una réplica de los coches que se usaron durante la guerra en el Atlántico Sur. Para eso, aprovechó el chasis y la carrocería original pero tuvo que intervenir en el motor, la caja de cambios, el embrague, los frenos, reemplazar las ruedas, quitar las butacas y lo pintará completamente del verde característico del armamento militar. Además, agregará algunos accesorios como mochilas, cascos de combates, equipos de radio, cajas de municiones, entre otros.

Pero lo más llamativo es una ametralladora tipo Browning 50, conocida como 12,7 en la jerga de los soldados. “La hice desde cero y le puse balas viejas, pero por supuesto que no sirve, no es de verdad. Es para que la gente tome dimensión de lo que es una arma de gran porte y se pueda tomar fotos”, aclaró y contó que para recrearla tuvo que conseguir unos planos que llegaron desde Inglaterra. “Muchos maquetistas saben lo complicado que es conseguir esa información. Por eso nos guiamos con fotos, videos y tratamos de sacar las medidas”, agregó.

Daniel cree que el hecho de no poder salir tanto durante la pandemia lo ayudó a acelerar las tareas y a dedicarle más horas al proyecto. Por eso, estima que con dos meses más de esfuerzo diario tendrá lista la réplica.

Aunque será un patrimonio de su familia, la exhibirá en el Museo Malvinas, que depende de la institución que él preside. Pero, además, como también forma parte de la Asociación de Vehículos Antiguos de Villa Mercedes (Avavim), la patentará bajo los lineamientos de la nueva ordenanza para autos históricos. “De esa manera va a poder circular para llevarla a un encuentro o algún desfile, aunque sea a San Luis o Justo Daract, y nos habilita a transitar sin los elementos que tienen los modelos modernos y que no tiene uno militar”, explicó.

Aunque ya pasaron casi 39 años del fin de la guerra, Ponce cree que el legado aún está vigente. “Internet dio un vuelco grande para que los chicos se puedan interiorizar más. La idea es que estas cosas queden para que no se olvide lo que pasó en Malvinas”, dijo.

Daniel Ponce tiene algo que poseen pocos excombatientes de Malvinas: el año pasado se convirtió en el primer puntano en obtener un certificado como prisionero de guerra.

El documento le fue otorgado por la Cruz Roja Internacional y avala su testimonio de que fue rehén del Ejército inglés durante nueve días.

“Es un orgullo para mí porque reafirma el tiempo que estuve detenido. Incluso yo pensaba que habían sido siete días, pero había perdido la noción del tiempo”, contó.

En su paso por el combate, Daniel tuvo la tarea de manejar una camioneta Chevrolet 69. “Eso me permitió recorrer la isla y para muchos era la envidia, porque no es lo mismo estar en una trinchera todo el día encerrado que ir y venir y mantener la mente ocupada”, recordó.

Fuente:  El Diario de la República