19 marzo 2024

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El rompehielos y laboratorio flotante, RRS Sir David Attenborough, con bandera ilegal de las Islas “Falkland” atravesó el pasado 21 de enero las aguas soberanas argentinas con rumbo a Punta Arenas con el objetivo de reaprovisionarse de combustible, tras su travesía desde las Islas Malvinas.

Por la tarde de hoy, dejará Punta Arenas, listo para partir nuevamente hacia las Islas Malvinas. Y como no podrá ser de otra manera, se lo dejará navegar por aguas argentinas sin inconvenientes.

El buque de apoyo logístico británico se terminó de construir durante 2021, siendo ésta la segunda campaña en la que participa para la British Antartic Survey (BAS).

La particularidad de este rompehielos, es que está registrado y abanderado en las Islas Malvinas y parecería repetir el desafortunado antecedente de los buques RRS Ernest Shackleton y RRS James Clark Ross, que operaban tanto con la bandera ilegítima de las islas como con la del Reino Unido.
Es el primer buque de estas características que fue registrado en “Stanley” con bandera ilegal de las “Falkland”.

En distintas oportunidades en el puerto de Montevideo estuvieron forzados a cambiar de pabellón para lograr la autorización de ingreso a puerto.

Al ser el registro náutico malvinense una ficción normativa, sus efectos y consecuencias son ilegales. Es el caso al nombrar a Stanley como ciudad de asiento del RRS Sir David Attenborough como por el uso de la bandera ilegítima. También plantea inconsistencias de derecho internacional al poner en jaque el artículo 92 de la Convención de Derecho del Mar de 1982.

Artículo 92
Condición jurídica de los buques
1. Los buques navegarán bajo el pabellón de un solo Estado y, salvo en los casos excepcionales previstos de modo expreso en los tratados internacionales o en esta Convención, estarán sometidos, en alta mar, a la jurisdicción exclusiva de dicho Estado. Un buque no podrá cambiar de pabellón durante un viaje ni en una escala, salvo en caso de transferencia efectiva de la propiedad o de cambio de registro.
2. El buque que navegue bajo los pabellones de dos o más Estados, utilizándolos a su conveniencia, no podrá ampararse en ninguna de esas nacionalidades frente a un tercer Estado y podrá ser considerado buque sin nacionalidad.

Al mismo tiempo, el buque se encuentra sujeto a las prohibiciones acordadas por el Mercosur y países asociados que impide el ingreso a puertos a los buques con bandera de Malvinas, por considerarla ilegal.

La decisión del gobierno británico de haber registrado al rompehielos en Malvinas no es un acto inocente ni un descuido administrativo. La decisión se adoptó estando el buque en el astillero en Liverpool.

Se trata de uno de los barcos de investigación polar más avanzados del mundo y se encarga de realizar importantes relevamientos, a la vez que hace entrega de provisiones vitales para las estaciones de investigaciones del Reino Unido en la Antártida.

El 22 de noviembre del 2022 el RRS Sir David Attenborough partió desde el Reino Unido para un segundo viaje al Atlántico Sur. Durante la segunda misión al sur, el laboratorio flotante transfirió equipos de las distintas estaciones, alimentos, equipos científicos, carga y combustible a las bases de investigación de Gran Bretaña.

Ante este hecho inadmisible, donde el buque no debió permitírsele navegar dentro de las 12 millas de soberanía marítima argentina y provocar que cambiara su rumbo hacia Chile por una vía más larga, cabe preguntarse ¿para qué están las autoridades argentinas?¿De qué sirve que los distintos funcionarios del Estado se pasen horas hablando de defender la soberanía?
Pues para cuando se necesita acciones, miran para otro lado y dejan pasar, ahora, a un buque de bandera sin nacionalidad, puesto que no existe un país que se llama “Falkland” y acaso, con esta omisión, Argentina deja un precedente horroroso a la hora de defender la soberanía sobre Malvinas.

Pareciera que a los políticos, a la clase dirigente toda, oficialismo y oposición ya no les interesa defender la soberanía nacional, y con tal de obtener un voto y un poco de dólares de algún préstamo internacional, venden y escupen sobre la memoria de los guerreros de 1982 y de toda una generación de patriotas que supieron hacer de Argentina, una gran Nación.