14 noviembre 2024
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Una investigación conjunta entre el Washington Post y un documentalista alemán reveló que la empresa que vendía las máquinas para cifrar mensajes que usaba la Junta estaba manejada por la CIA y la inteligencia alemana. Y que el Reino Unido recibía la información reservada.

La CIA, en un operativo conjunto con la entonces Alemania Occidental, espió durante más de medio siglo las comunicaciones codificadas de al menos 120 países, entre gobiernos rivales y aliados, incluyendo al Vaticano, a través de la compañía suiza Crypto AG, secretamente controlada por la inteligencia de Alemania y Estados Unidos. Así lo reveló una investigación del Washington Post y la emisora alemana ZDF.

Entre las importantes revelaciones que el periodista de investigación Greg Miller y el documentalista alemán Peter Müeller hicieron sobre la empresa de máquinas de encriptación de mensajes y su relación con ambos servicios de inteligencia hay algunas que involucran a la Argentina.

Müeller, que estuvo filmando el año pasado en Buenos Aires y la Patagonia, cuenta que “La Argentina en los años 70 era uno de los clientes más importantes de la empresa con base en Suiza, Crypto AG. Tenía un representante de ventas en Buenos Aires que se llamaba Alberto Pautasso y era muy cercano a (Jorge Rafael) Videla. Se las arregló para venderles a los militares argentinos cientos de máquinas, especialmente a la Armada”, relata.

“Pero esas máquinas tenían una ‘puerta trasera’ que le permitía al servicio secreto alemán BD, primero, y después a la CIA, desencriptar los mensajes que les mandaban los militares a sus misiones diplomáticas o viceversa”, aclara. “Estaban totalmente informados de las atroces violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura, incluso, como se menciona en documentos que conseguimos, acerca de que la junta arrojaba al Río de la Plata y al Atlántico a personas vivas desde aviones Skyvan. Incluso hacían chistes acerca de eso”.

A pesar de que conocían la situación argentina, los alemanes no titubearon en participar en la Copa del Mundo de la FIFA en 1978. “Es una vergüenza- acusa Müeller- porque eso se dio bajo un gobierno socialdemócrata, el del canciller Helmut Schmidt”.

La investigación echa luz sobre una de las causas de la victoria británica en la guerra de Malvinas. “Como los alemanes y los americanos podían entrar a las máquinas y conocer las comunicaciones de los militares, estaban completamente informados de los movimientos de tropas argentinas planeados. Al principio fueron los alemanes los que les informaron a los ingleses, pero luego intervinieron directamente desde EEUU. Saber los planes argentinos le permitió al Reino Unido ganar una guerra que estuvieron a punto de perder”, opina Müeller.

Hay un tercer punto que el director aporta y que involucra no solamente a la Argentina, sino a los demás países participantes en el plan represivo conocido como Plan Cóndor. “Sabemos gracias a documentos que recibimos de los archivos nacionales de seguridad en Washington que los países del Cóndor usaban un sistema de comunicaciones llamado Condortel, y que en ese sistema utilizaban máquinas de la misma compañía, Crypto. Una CX52, una de las más famosas, que también tiene una puerta trasera. De modo que los alemanes y los americanos sabían de todas las operaciones ilegales y asesinatos que contra enemigos de las dictaduras ejecutaban y planeaban los militares de uruguay, Bolivia, Paraguay, Chile , Brasil y Argentina”, sostiene.

Por último, el cineasta alemán asegura que los militares argentinos se enteraron de que sus comunicaciones durante la guerra de Malvinas habían caído en manos de los ingleses porque el ministro inglés Ted Rowland se había jactado públicamente de que tenían acceso a las comunicaciones secretas de los argentinos. “Entonces, convocaron al CEO de la compañía a Buenos Aires. El tipo tenía miedo de ir, porque sabía que estaban tirando gente viva desde aviones, pero lo hizo. Los militares dijeron que se comprometían a mantener la boca cerrada y no decir absolutamente nada acerca de las ‘fallas’ de las máquinas si les daban a cambio las claves de las comunicaciones de Chile“, concluye Müeller.

Fuente: TN